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LAS POESIAS DE MICHELA RADDI

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EL SEÑOR NOS DA LA FUERZA PARA QUE SEAMOS SUS MENSAJEROS

Desde el primer momento en el que surge la idea de organizar una conferencia, hasta que ésta se logra concretar, el corazón saborea una mezcla de emociones.

Proyectos, ideas, tiempo.

La responsabilidad que implica cuando uno asume un compromiso tiene facetas que pasan por el esfuerzo, la esperanza y por el amor hacia Cristo.

El pasado 27 de Mayo, en Salerno, durante un cálido Domingo de sol, tuvo lugar la conferencia Titulada “Civiltà oltre Terra: Gesù Cristo e la scienza dello Spirito" (Civilizaciones más allá de la Tierra: Jesús Cristo y la ciencia del espíritu), coordinada por nuestro grupo “Associazione Giordano Bruno Campania”.

A primera hora de la tarde llegamos a la sala, interiormente y en silencio nos preguntábamos cuántos participarían.

Teníamos mucha esperanza y expectativas.

Era una esperanza que luego tomó forma: en poco tiempo se llenaron todas las sillas.

Entre los presentes algunos ya conocían desde hace tiempo siguen la difusión del mensaje pero, en cambio, muchos otros participaban por primera vez.

Había quienes además viajaron por horas para poder estar presentes y escuchar, para tener la posibilidad de hacer preguntas, ya que les urgía obtener respuestas.

El Amor por este maravilloso Ser todo lo puede.

Cuando el deseo de redención, de renacimiento a una nueva vida y de caminar con Cristo es muy fuerte en nuestro corazón no hay compromiso, problema, preocupación material que pueda limitarlo.

En un mundo que se ve cada vez más absorbido por los falsos valores y por la esclavitud impuesta por esta sociedad, es algo que llena de alegría ver a hombres y mujeres que rompen con las cadenas de una realidad adormecida e indiferente.

Es una de las alegrías más grandes e indescriptibles poder ver a los niños y a los jóvenes que se acercan al mensaje de Cristo.

Organizar una conferencia es algo así como planificar una fiesta.

Si, una fiesta.

El ideólogo es nuestro Señor Jesús Cristo, que nos llama hacia Sí y nos pide que Lo ayudemos. Nos hace partícipes de Sus proyectos y de Su voluntad y nos da una tarea a cada uno de nosotros. Todas son indispensables para que salga todo bien en el transcurso de la velada.

Incluso los más pequeños se prodigaban para controlar cada uno de los detalles, para que todos los invitados pudieran llevarse el recuerdo y la esencia de lo que vivirían.

El objetivo de la fiesta del Señor era el despertar interior.

Las almas danzan y vibran dejándose llevar por las palabras de Verdad de Giorgio y de Pier Giorgio. Quienes, siempre, abren puertas de conocimiento y conciencia.

Aunque Giorgio no logró estar presente físicamente en el congreso por compromisos de igual importancia, nos regaló su tiempo a través de una entrevista que le hiciera Pier Giorgio.

Por más que sea a través de una proyección en una pantalla Giorgio no deja de ser la voz que golpea en los corazones, invitándolos al arrepentimiento, mostrando con infinito amor a un Cristo cósmico, consolando con la certeza de que Dios pondrá fin a esta humanidad inmunda y desobediente a Sus leyes, asegurando la instauración del Reino de los Cielos en la Tierra.

Interiormente explota el canto liberador de quienes escuchan retumbar en sí mismo las notas de la Verdad.

Y, exactamente como en una fiesta, se sienten amigos, hermanos, pero también se encuentran nuevas vidas y nuevos caminos que recorrer juntos.

Es un momento de camaradería que rompe con todas las barreras de la desconfianza.

Algunos aprovechan el tiempo para contar sus propias experiencias, otros se dejan llevar haciendo preguntas y hay quienes escuchan con la mente abierta.

Los corazones están dirigidos a Dios y laten al unísono.

El mensaje y la palabra de Cristo pueden no llegar a abrir una brecha en el ánimo de quienes lo escuchan pero ya que uno solo abrace esta Verdad, viviéndola, ya es un motivo de alegría y de esperanza.

Inclusive se puede llegar a comprender que organizar una conferencia puede ser un milagro del Cielo. Un milagro para aquellos que están en busca del camino de Cristo, para quienes desean encontrarlo, pero también para quienes quieren dar su vida al servicio del Padre.

Jesús explicó la siguiente parábola a la multitud que lo escuchaba:

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo. Un hombre lo encuentra y de alegría por ello, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

Es semejante a un mercader que busca perlas finas, y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

Todos vosotros sois pescadores. El reino de los cielos también es semejante a una red que se echó en el mar. De repente la red se llena. Está tan llena que no resiste más, y tenéis que pedir ayuda a otras barcas para daros una mano. Todos trabajan juntos, felices, sin descanso. Es un momento de alegría por el don que Dios le ha hecho gratuitamente”.

Esta es la comparación que podríamos hacer con la Obra de Dios, a través de Giorgio, en estos días.

Como una gran red arrojada a las aguas de esta Tierra. Cada uno de nosotros nos convertimos en un pequeño pescador, entre las borrascosas olas del mal que desgarran los corazones de los hombres, hay quienes quedan atrapados en la red para trabajar juntos.

El Señor nos da la fuerza para ser Sus mensajeros. Nos ha dado la gracia al darnos la Verdad y tenemos el deber de amor de divulgar, de dar testimonio.

Para que no nos convirtamos en pobres de Verdad, para que la compartamos.

Conferencias, acciones solidarias, sensibilización sobre los valores universales, apoyo a los justos... cada acción es un retoño en el jardín del Reino de Dios.

Gracias a Giorgio, la columna portante de la Obra. Un servidor de Cristo y nuestra fortaleza.

A Pier Giorgio y a Flavio, investigadores incansables y difusores de la Verdad.

A todos los chicos que se ocuparon de la “parte técnica” de todas las conferencias.

A todos los representantes de la obra solidaria de FUNIMA International y a todos los corazones, los brazos y los espíritus que viven a favor del amor por el prójimo y por la vida.

Gracias al Padre, nuestro Guía Eterno.

Michela Raddi
18 de Junio de 2018

LA PASCUA DEL SACRIFICIO DE CRISTO

La Resurreción del Cordero divino. Del amor de todos los amores que impregna el universo. El esplendor de la Luz Crística que vence los lazos de la muerte. La Vida creadora que se personifica entre nosotros pecadores. La Ley misma que quiso manifestarse.
La Pascua de Cristo abre nuestros espíritus a la contemplación de Su sacrificio y al servicio en la humilde sumisión a la voluntad de Dios.

Sin Su sacrificio, para nosotros no habría ninguna salvación.

A través de Jesús de Nazareth, el Padre nos hablo. A través de Sus palabras bebimos el caliz del conocimiento, y a través de sus hechos se manifestó la gloria del Omnipotente.

Él, el patrón del Cosmos, se ha encarnado en este mundo, haciéndose el último entre los últimos, y hermano nuestro.

El Rey de los reyes vino a servirnos, en la pobreza.

Poniendo delante nuestro el rostro de Cristo, una cuchilla que atraviesa nuestros corazones, pero al mismo tiempo nos sorprendemos de cuanto Él nos ha amado y sigue amándonos, donando Su vida por nuestra libertad.

Es el rostro de un Dios martirizado, ridiculizado, traicionado y crucificado. Que sufría, pero no por los latigazos y los golpes que su cuerpo había recibido, sino porque los hombres habían cedido ante el mal, ofreciéndose a infamias extremas. Renegándole y olvidándole.

Es la mirada de un Padre que cree todavía en Sus hijos, incluso cuando estos no tienen ninguna fe en Él.

Es el rostro supremo que penetra nuestro ser, y que pronto volverá para juzgar.

Después de dos mil años, Cristo nos invita todavía a sentarnos a Su mesa y a compartir el pan de la Vida eterna.

El pan de nuestras obras que alegran Su corazón.

Nos recuerda y vivifica Sus enseñanzas, perlas preciosas que preserva para poder vivir en este mundo nefasto, sin terminar atrapados en sus engaños ilusorios.

Dar la vida por nuestros hermanos, como Él hizo con nosotros, inmolando Su sangre.

¿Y cómo se puede no amar el Amor? ¿Cómo se puede no servir a Aquél que es Vida y Verdad?

Como hijos, hermanos, podemos estrechar la mano de Cristo y entrar por la puerta pequeña...

Podemos servirle haciéndonos semejantes a Él.

El precio de nuestra fidelidad es hacernos cargo de una parte de la cruz; abrazándola con todas nuestras fragilidades humanas.

El precio de la felicidad es ser felices con la obra en el corazón, aunque las espinas de las preocupaciones del mundo nos aflijan.

Cada dolor, esfuerzo y lágrima es nuestro sacrificio de amor para ser ofrecidos. Es nuestro SI a Dios.

Cada herida humana es el puente que nos conduce a la Vida eterna.

Podría suceder, un día, que no poseamos más nada, pero si tenemos a Cristo dentro nuestro, tendremos todo. No nos quedaremos pobres ni huérfanos, porque el que posee el amor y trabaja por ello, ya ha acumulado tesoros en el Cielo.

Amar a Dios sobre todas las cosas del mundo significa aceptar Su voluntad, encomendarse al proyecto que Él tiene para nosotros, así como nos ha enseñado Jesús.

Significa ser humillados, ridiculizados, no rechazados. Significa dedicar toda nuestra vida a Su servicio, a la justicia, a la defensa de los marginados.

Amar a Cristo significa rebajarse y tocar el sufrimiento, la pobreza, siguiendo las huellas de Su ejemplo.

Cada acto de amor nuestro es la manifestación de Dios en la tierra. Es una pequeña caricia en el corazón de la santa Madre Celeste, cuyas lágrimas de dolor nos inducen, no solo a ser testigos de la Verdad y del retorno del Mesías, sino a ofrecer a Jesús. A hacer que lo conozcan a través de nuestras acciones, de nuestras palabras, de nuestras sonrisas.

Cada gota de sangre derramada por el Hijo del Hombre es nuestra consolación durante la prueba que nos toque afrontar, nuestra fuerza para contrastar la tiranía del mundo.

Nuestra existencia tiene que renacer en Cristo.

Felices Pascuas a todos los hermanos,

Michela Raddi

18 de marzo 2018

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