Querido Raúl…

Querido Raúl, soy Giovanni, me llamabas sobrino y yo te sentía como a un tío cuando me llamabas "sobrino mío", por primera vez en el 2005, en Chancanì cuando fuí a tu casa.
Tu energía y tu carácter, sentía que teníamos la misma sangre. Tu fuerza y tu amor me fascinaron.
Todavía era muy joven entonces, cuando el fuego de la justicia y la intolerancia por las desigualdades me empujaban a viajar hacia tus tierras donde has luchado para salvar las vidas de los niños. Dónde empecé a ayudarte creando en Italia, junto a mi familia, una organización que apoyase el gran trabajo que estabas desarrollando junto a tus colaboradores.
Te doy las gracias por haber contribuido con tu ejemplo al hombre que soy hoy. Te pido perdón si no he correspondido a tu cariño como habría debido, si no he logrado estar cerca de ti y acompañarte en tu última batalla, en los sufrimientos que te han llevado hacia la luz donde ahora estás.

Estoy continuando nuestro proyecto Raúl, no lo he abandonado nunca, he seguido siendo tenaz como lo fuiste tú y a pesar de los abandonos y de las desilusiones que hemos recibido, hoy continuo en ese mismo camino más fuerte que antes.
¡No me abandones, perdóname si he sido limitado, quédate conmigo, acompáñame en la misión que tú iniciaste y que estoy continuando!
¡Te prometo que siempre estarás a nuestro lado reviviendo en nuestras acciones! ¡Hoy estás más vivo que nunca y te celebraremos cada día!
Me he quedado cerca de los niños y de las familias de tu tierra como si fueran las mías, y lo haré hasta que no celebraremos juntos la gloria de Dios por la victoria de la vida sobre la muerte con el retorno de su hijo Cristo.

Giovanni Bongiovanni
18 de Febrero 2020

El 17 de febrero partió un amigo. El mismo día que se recuerda el martirio en la hoguera de nuestro maestro y padre espiritual, el filósofo y mago Giordano Bruno. Aunque decir partió es solo una manera de expresarlo, porque como repetía siempre él: la muerte no existe. Muertos son los que en vida no siguen a nuestro Maestro el Cristo. Ellos sí están muertos, aunque caminen, hablen y tengan un cuerpo. En ellos sí, no queda nada. Y él no hablaba del Cristo de cuentos que las religiones inventaron, hablaba del verdadero. El que vive en los actos de los justos, independientemente de cuales sean sus credos.

Su entrega y fidelidad a la obra de Giorgio y a toda su familia, fue, es y será un ejemplo. Comprendido o no, incluso por su propia familia o las personas que más amó en su vida.
Nunca se detuvo, enseñando a cada momento y con cada paso, que seguir el camino de nuestros hermanos de las estrellas es el privilegio más importante que un hombre puede tener. Nunca retrocedió y hasta en sus últimos segundos, sus palabras eran de aliento para una obra a la que le dio la vida.

Hasta la victoria hermano. Siempre, siempre, siempre.
Te amo.

Matías 

18/02/2020