Queridos hermanos: hoy, con este sencillo obsequio, les ofrecemos nuestro corazón y nuestro amor. Esta entrega es un símbolo importante para todos y es por eso que deseamos en este momento expresarles nuestros sentimientos. Queremos hablar de las cosas que muchas veces no nos atrevemos a decir, las que nos humedecen los ojos con la emoción que nos produce la alegría de compartir con ustedes, almas puras y en abnegado servicio.

Es gracias a ustedes que ya no nos sentimos personas aisladas, seres que si bien integran una misma familia, siguen siendo personas aisladas. Hoy, nos consideramos células de un mismo cuerpo, vivimos la unidad como algo real y verdadero en la luz y en el amor del Cristo. Es por eso que tenemos la enorme felicidad y el gran orgullo de haberlos conocido y de caminar junto a ustedes. Y es también por eso que elegimos como símbolo la cruz, porque a través de ella podemos materializar nuestro amor y transmitir sentimientos y conceptos que van mucho más allá de lo que podamos expresar. Es una cruz que llevaremos siempre cerca, que podemos integrar a nuestro ser y que deberemos sostener con el espíritu. Esta cruz hecha por nuestras manos y que les entregamos en el día de San Juan Bautista, creada y fraguada en el fuego sagrado de su eterno amor, es el símbolo de la unión que el Cristo nos pide en esta hora. Una unión y un amor tan grandes y perfectos que trasciendan todos los obstáculos del mundo, hoy y siempre, capaces de vencer todas las tentaciones, todos los prejuicios, todos los pensamientos y todos los sentimientos que nos alejen del hermano. Esta cruz será nuestra fuerza, nuestro escudo y nuestra conciencia, la que nos mantendrá en sintonía con el verdadero espíritu del Arca. Esta cruz nos obliga a asumir con entera responsabilidad nuestro compromiso con el Cielo, nuestro servicio al Cristo, nuestra total disponibilidad a la Obra de Giorgio, sin dejar ninguna grieta para los sentimientos mundanos, aquellos que intentan, segundo a segundo, desviarnos del camino que debemos transitar, superando cualquier con-flicto, decepción, mentira o traición que nos espere en el camino, y tomando a los mismos como una enseñanza para el crecimiento. Hoy, en el día de San Juan Bautista y bajo la energía que de Él desciende, le prometemos a nuestro amado maestro Giorgio Bongiovanni que nos mantendremos unidos, sin dejarnos caer en la tentación, y renovamos el compromiso de servir a Su Obra. Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén. MATÍAS GUFFANTI

24 de junio del 2011
Arca Lily Mariposa
Rosario, Santa Fe, Argentina