Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

MÁS MENORES SOLDADO
En el año 2013 se ha registrado un aumento de menores utilizados como soldados en distintas partes del mundo debido, principalmente, al comienzo o repunte de algunos conflictos
Adolescentes de 15 años son entrenados en Siria para luchar contra el ejército de Bashar al-Assad's. / J. M. López (AFP)
El último Informe de la Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados, que abarca desde agosto de 2012 a julio de 2013, y noticias llegadas posteriormente de lugares como Siria, Malí, República Centroafricana o Sudán del Sur, confirman el dato: la existencia de niños y niñas soldado no remite. Este aumento en 2013, supone un cambio de tendencia ya que durante los últimos años la cifra había comenzado a decaer, debido principalmente al final de algunos conflictos que se habían caracterizado por el masivo uso de ellos: Sierra Leona, Liberia, Sri Lanka… más que por la acción directa de los gobiernos e instituciones internacionales.
En África se registra el mayor número de ellos. En la República Democrática de Congo (RDC) el reclutamiento de menores se ha convertido en algo endémico. Son miles los casos registrados en este país. La gran mayoría de ellos se concentran en la región de Kivu Norte, donde el conflicto se eterniza y unos 27 grupos armados campan a sus anchas, a pesar de que el principal de ellos, el M23, se rindió el pasado mes de noviembre al ejército congoleño, tras una ofensiva en la que contó con el apoyo de las fuerzas de Naciones Unidas (MONUC).
Últimamente, el resurgimiento de grupo rebelde ugandés, con base en la RDC, Allied Democratic Forces (ADF), que se creía prácticamente extinguido, supone un nuevo reto para el ejército congoleño y la MONUC. Una de sus primeras acciones ha sido el secuestro de menores y su traslado a un campamento donde reciben instrucción militar.
Según UNICEF, la República Centroafricana también está siendo testigo de un fuerte incremento, especialmente a manos de los rebeldes de la coalición Seleka. También en las milicias surgidas para defenderse de los rebeldes participan menores.
Además de estos dos países, en la actualidad, según la organización Child Soldiers International, en el continente africano se utilizan menores como soldados en Costa de Marfil (tanto por el ejército como fuerzas de seguridad y grupos de oposición), en Libia (ejército nacional, fuerzas de seguridad y grupos armados rebeldes), Malí (grupos rebeldes), Somalia (ejército, grupos afines al gobierno, grupos rebeldes), Sudán (ejército y grupos rebeldes), Sudán del sur (ejército y grupos rebeldes). Junto a estos países hay que tener en cuenta al Ejército de Resistencia del Señor (LRA), de Joseph Kony, que los ha reclutado y recluta en Uganda, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Sudán del sur.
La lista sigue fuera del continente africano. La oficina de la Representante Especial citada también habla de Afganistán (grupos talibanes), Myanmar (distintos grupos rebeldes), Colombia (ELN y FARC) y Filipinas (diversos grupos rebeldes). A este elenco se ha de añadir Siria (ejército nacional, grupos afines, fuerzas rebeldes) y Yemen (ejército y rebeldes).
La cuestión del número
Es difícil establecer una cifra exacta de menores soldados en el mundo. En países donde no existen registros civiles o llevan muchos años en guerra, por ejemplo, es complicado contar con verdaderas estadísticas. Existe también el caso de aquellas personas que empiezan a luchar como niños y crecen dentro de las guerrillas. Además, hay que tener en cuenta que los grupos que mayoritariamente utilizan menores se mueven en zonas de difícil acceso y, normalmente, ante inspecciones de observadores internacionales, tienden a esconderlos.
Por eso, se habla siempre de estimaciones y estas se mueven desde los 250.000 a cerca de 300.000, de los cuales el 40 % serían niñas, las cuales también son utilizadas como esclavas sexuales, aunque cada vez hay más informes que recogen el abuso sexual también de varones.
Es muy importante especificar que existe un alto número de niñas porque normalmente, al hablar de menores soldados surge la imagen de un varón empuñando un arma, idea que no es del todo exacta porque también son muchas las niñas que toman parte en los conflictos, de una u otra manera. El haber cerrado los ojos a esta realidad, durante mucho tiempo, hizo que ellas, las niñas soldados, se volvieran invisibles y, consecuentemente, quedasen al margen de los procesos de desarme, desmovilización, rehabilitación y reinserción (DDR), condenándolas a la marginación y obligándolas a prostituirse para poder mantenerse a sí mismas y a los hijos frutos de los abusos sexuales sufridos.
Es importante señalar que para ser considerado un niño o niña soldado no es necesario que el menor de 18 años participe en combates. Los menores también pueden ser utilizados como porteadores, cocineros, espías, para fines sexuales… Como bien recoge la definición acuñada en 2007 por los Principios de París durante una reunión internacional en la que participaron 105 países y numerosas ONG y organismos internacionales de cara a unir fuerzas en la lucha contra su uso y avanzar en el trabajo de DDR.
Menores en ejércitos nacionales
Como se aprecia en el elenco de países presentado anteriormente, no solo los grupos rebeldes o de oposición utilizan menores en sus filas, también los ejércitos nacionales de diversos países lo hacen. La utilización de menores acarrea grandes ventajas para los ejércitos y los grupos militares debido a su obediencia ciega, al fanatismo con el que abrazan la causa por la que luchan –y que llegan a desarrollar debido a la manipulación a la que son sometidos–, la facilidad con la que pueden ser reemplazados y lo económico que resulta su manutención.
Desde hace unos años, Naciones Unidas organiza, en unión a otras organizaciones, campañas e iniciativas para poner fin a este drama. Fue el caso de “Nadie menor de 18” lanzada en 2010 con el objetivo de lograr la ratificación universal del Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del Niño relativo a la participación de los niños en los conflictos armados. Este es el tratado internacional más completo en relación a los niños y niñas soldados y contiene un conjunto de obligaciones para los estados que tienen como objetivo terminar con el uso de menores como soldados tanto en las fuerzas armadas gubernamentales como en los grupos armados no estatales. A día de hoy unos 22 países ni han firmado ni ratificado el Protocolo y otros 20 lo han firmado pero no lo han ratificado.
En 2012, con motivo del décimo aniversario desde la entrada en vigor del Protocolo, Child Soldier International publicó el informe Más que mil palabras: Una agenda para la acción para acabar con el uso estatal de los niños como soldados. En él se establecen unos puntos para terminar con el uso de menores soldados por parte de ejércitos nacionales.
El pasado mes de junio, las Naciones Unidas se marcaron como objetivo que para 2016 no exista ningún ejército nacional que reclute menores de 18 años. Hasta hace poco, existían ocho países que, oficialmente, utilizaban menores en sus ejércitos, seis de ellos han prometido terminar con esta práctica: Sudán del Sur, Myanmar, Somalia y la República Democrática del Congo lo hicieron en 2012 y el año anterior Afganistán y Chad. Solo quedan, en la actualidad Yemen y Sudán sin firmar este compromiso.
Esto supone, evidentemente, un gran paso para eliminar la práctica de la utilización de menores como soldados. Es verdad, que estos países están haciendo un gran esfuerzo para erradicar este fenómeno, pero también es cierto que existen menores en grupos afines a esos gobiernos y apoyados por ellos. Aquí la protección de los niños y niñas falla y es necesario exigir a estos gobiernos que extiendan su compromiso un poco para erradicar la utilización de menores por estos grupos. También se observa que es fácil que en momentos de repunte bélico o conflicto los gobiernos echen manos de menores para engrosar las filas de sus ejércitos, a pesar de las declaraciones de buena voluntad y los acuerdos internacionales firmados.
Menores en grupos armados
Sin embargo, el verdadero problema no reside en los ejércitos nacionales, que son más controlables y visibles de cara a la comunidad internacional, sino en los grupos rebeldes y de oposición, mucho más difícil de controlar y monitorizar. Son ellos los que reclutan y utilizan el mayor número de menores soldados. Como hemos señalado anteriormente, resulta complicado llegar hasta sus bases, monitorizarlos, saber cuántos menores tienen en sus filas, negociar la liberación de estos, exigirles el respeto a los Derechos Humanos y el cumplimiento de los acuerdos internacionales.
A pesar de que a nivel internacional se han dado pasos importantes como la condena de señores de la guerra por utilizar a menores en sus ejércitos, no parece que las posibles amenazas de llevar ante la justicia internacional a los responsables del reclutamiento y uso de estos menores sea un elemento que detenga a los líderes guerrilleros en su afán de engrosar de forma rápida y económica sus filas.
¿Doble rasero?
Soy de la opinión de que es necesario puntualizar la información proveniente de Naciones Unidas ya que esta suele ser incompleta y sesgada. Al hablar de ejércitos nacionales que utilizan menores soldados se fija solo en los de los países del Sur, olvidando los países occidentales y “desarrollados” que permiten el reclutamiento voluntario de menores de 18 años en sus fuerzas armadas, como es el caso de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Israel.
En estos casos, las organizaciones internacionales piden que estos países pongan fin a esta práctica y que mientras llega ese momento no envíen a ningún menor de 18 años al frente. Hasta ahora, estos países han hecho oídos sordos a estas peticiones.
¿Cómo poner fin a la utilización de niñas y niños como soldados?
Como se ve, los logros en este campo se van consiguiendo muy despacio por eso la gran pregunta es cómo poner fin, de una vez por todas, a este fenómeno.
Antes de contestar a esta pregunta no debemos olvidar que todas las guerras en curso en la actualidad están ligadas al control de los recursos naturales de una zona o esconden un interés geopolítico que no está lejos del acaparamiento de las materias primas. A lo largo de los años, distintas campañas como la de los diamantes o el coltán manchados de sangre, por citar solo un par de ejemplos, han conseguido llamar nuestra atención sobre este fenómeno y han obtenido algunos resultados como el llamado Proceso de Kimberley para controlar el origen de los diamantes procedentes de zonas de conflicto, aunque el mismo todavía presente muchas grietas.
Todavía queda mucho que hacer en este campo y los gobiernos que apoyan y permiten el tráfico de minerales de sangre tienen tanta responsabilidad como las empresas que los utilizan y los ciudadanos que los consumimos. Mientras no se controle el tráfico ilegal de materias primas no se pondrá fin a la utilización de menores soldados.
Los grupos que se enfrentan sobre el terreno no dejan de ser meras marionetas de los intereses de las grandes compañías o gobiernos. Luego, según los elementos que sobresalgan en el conflicto, que se hayan sabido manipular y utilizar por parte de los instigadores, la prensa occidental hablará de guerras de religión o étnicas. Pero eso no es verdad, todas las guerras no dejan de ser, en el fondo, guerras económicas.
También hay que señalar que, en los últimos años, muchos de los grupos rebeldes han adoptado diferente técnicas ilegales para aumentar su financiación como puede ser el tráfico de drogas o de personas, que también mueven mucho dinero. Es lo que está pasando, por ejemplo, con los grupos que operan en el Sahel.
Otro elemento importante, a la hora de poner fin al uso de menores soldados, es el control del tráfico legal e ilegal de armas.
Un primer paso, en esta dirección, sería respetar las normas ya existentes. Así, centrándonos solamente en nuestro país, se debe destacar que la ley en España prohíbe al Gobierno autorizar la exportación de armas y material a lugares donde pueda ser utilizado para la “represión interna” o la “violación de derechos humanos”. El reclutamiento de menores para ser utilizados como soldados es, evidentemente, una violación de derechos humanos y está tipificado como un crimen de guerra por la Corte Penal Internacional. Desde que se publicó la actual ley en 2007, son muchas las ONG y los periodistas que vienen denunciando el continuo incumplimiento de la misma tanto por el anterior gobierno de Zapatero como por el actual de Rajoy.
Hace poco, ha surgido la iniciativa que recoge firmas para que el Gobierno español no venda armas a países que utilizan menores soldados o a países, como es el caso de Ghana, donde se sabe que la mayoría del material bélico o de caza que importa termina en el mercado negro. Evidentemente, entre estos países a los que España no debería vender armas por utilizar menores soldados debería incluirse a Estados Unidos, Reino Unido…
En 2012, España vendió a Estados Unidos partes y piezas de aeronaves, de buques, de carros de combate y de misiles, radares y sus componentes, combustibles militares y armas pequeñas con sus municiones por un valor de 91,2 millones de euros. A Reino Unido, partes y piezas para el caza de combate EF-2000 y del avión de transporte militar A400M por un valor de 184,8 millones de euros. Estos son datos de 2012 sacados del informe elaborado por la Secretaría de Estado de Comercio del Ministerio de Economía y Competitividad y remitido a las Cortes Generales el pasado mes de junio. En 2013, España ha seguido vendiendo armamento a Reino Unido, por ejemplo.
Es loable la actitud del gobierno español al ser uno de los primeros en firmar el nuevo Tratado Internacional sobre el comercio de armas aprobado por las Naciones Unidas en junio de 2013, para regular la venta de armamento convencional. Tras la firma, tanto el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, se comprometieron a ponerlo en práctica inmediatamente. Además, España es el único país que emitió un compromiso para aplicar los artículos 6 y 7 del tratado de forma inmediata. En dichos artículos se hace referencia a la llamada 'Regla de Oro'.
A pesar de las buenas intenciones, el gobierno español sigue ignorando sus propias leyes y los tratados internacionales y así, el Ministro de Defensa, Pedro Morenés, justifica la venta de armas españolas a países que no respetan los derechos humanos diciendo que “nada es perfecto en política”.
Evidentemente, como pone de manifiesto este corto análisis, no se terminará con el fenómeno de los menores soldados mientras perdure la hipocresía de nuestro mundo que por un lado organiza grandes convenciones y campañas para hablar de poner fin a este fenómeno y por otro fomenta, incita, apoya, sostiene… las guerras que le permiten controlar las materias primas que necesita para mantener su bienestar y estilo de vida. El dinero y el negocio vienen antes que los derechos y la vida de las personas.
Cuando dirigía en Sierra Leona un programa de DDR, un día me preguntó Osman, un niño soldado: “¿qué hacéis los blancos con los diamantes?”. Yo no supe qué contestar y me acordé del anuncio ese de “un diamante es para siempre” y le dije: “normalmente, cuando un chico quiere decirle a una chica que la quiere, le regala un diamante”. Osman me miró, como si le costará entender lo que decía, se tomó su tiempo y finalmente me volvió a preguntar: “¿y para que un blanco le diga a una blanca que la quiere, tenemos que matarnos nosotros?”. Esta vez sí que no supe que responder.
Chema Caballero Madrid, 10 de Febrero 2014
Para más información: ONG Españolas para Acabar con la Utilización de Niñas y Niños soldados.
http://www.youtube.com/watch?v=cabVbazqu0k
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/01/17/planeta_futuro/1389982202_631177.html