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Las dos guerras de EE.UU. han dejado cientos de toneladas de municiones de uranio empobrecido y otros desechos tóxicos

FALUYA, Iraq. Se sospecha que la contaminación producida por las municiones de uranio empobrecido (UE) y otra polución relacionada con los militares ha causado un marcado aumento de defectos congénitos, casos de cáncer y otras enfermedades en gran parte de Iraq.

Muchos eminentes médicos y científicos afirman que la contaminación por UE también está relacionada con la reciente aparición de males que antes no se conocían en Iraq, como nuevas enfermedades renales, pulmonares y hepáticas, así como un colapso total del sistema inmunológico. La contaminación por UE también se puede relacionar con el agudo aumento de casos de leucemia, enfermedades renales y anemia, especialmente entre los niños, de los que se informa en muchas gobernaciones iraquíes.
También ha habido un aumento dramático de abortos y nacimientos prematuros entre las mujeres iraquíes, particularmente en áreas en las que tuvieron lugar operaciones con equipamiento pesado de los militares estadounidenses, como Faluya.
Las estadísticas oficiales del gobierno iraquí muestran que antes del inicio de la Primera Guerra del Golfo en 1991, la tasa de casos de cáncer en Iraq era de 40 por cada 100.000 personas. En 1995, había aumentado a 800 de cada 100.000 y en 2005 se había duplicado por lo menos a 1.600 casos por cada 100.000 personas. Los cálculos actuales muestran que la tendencia creciente continúa.
Por inquietantes que sean estas estadísticas, debido a la falta de documentación adecuada, investigación, e información sobre los casos, es probable que la tasa actual de cáncer y otras enfermedades sea incluso muy superior a la que señalan estas cifras.

“Es difícil elaborar estadísticas del cáncer, ya que solo un 50% de la atención sanitaria en Iraq es pública”, dijo a Al Jazeera el doctor Salah Haddad de la Sociedad Iraquí de Administración y Promoción de la Salud. “La otra mitad de la atención sanitaria la suministra el sector privado, el cual es deficiente en la información estadística. Por ello, todas nuestras estadísticas econ respecto a Iraq deben multiplicarse por dos. Es probable que cualquier cifra oficial represente solo la mitad de la cantidad real.”

Entornos tóxicos
El doctor Haddad cree que existe una relación directa entre el aumento de las tasas de cáncer y la cantidad de bombardeos realizados por las fuerzas estadounidenses en las áreas correspondientes.

“Todos mis colegas y yo hemos notado en Faluya un aumento de las malformaciones congénitas, esterilidad e infertilidad”, dijo. “En Faluya tenemos el problema de productos tóxicos introducidos por los bombardeos estadounidenses y las armas que utilizaron, como el UE”.

Durante 2004, los militares de EE.UU. realizaron dos asedios militares masivos de la ciudad de Faluya, utilizando grandes cantidades de munición de UE, así como fósforo blanco.
“Estamos preocupados por el futuro de nuestros niños expuestos a la radiación y a otros materiales tóxicos que los militares de EE.UU. han introducido en nuestro entorno”, agregó el doctor Haddad.
Un estudio citado con frecuencia que se titula “Cáncer, Mortalidad Infantil y Nacimientos en Faluya, Iraq, 2005-2009”, involucró un sondeo puerta a puerta de más de 700 hogares en la ciudad.
El equipo de investigación entrevistó a los habitantes de Faluya sobre tasas anormalmente altas de cáncer y defectos congénitos.
Uno de los autores del estudio, el químico Chris Busby, dijo que la crisis sanitaria de Faluya representa “la mayor tasa conocida de daños genéticos en cualquier población”.
La doctora Mozghan Savabieasfahani es una toxicóloga medioambiental basada en Ann Arbor, Michigan. Es autora de más de dos docenas de artículos indexados, que en su mayoría tratan del impacto sobre la salud de sustancias tóxicas y contaminantes bélicos. Su investigación se concentra ahora en la contaminación causada por la guerra y la creciente epidemia de defectos congénitos en ciudades iraquíes.
“Después de los bombardeos, la población atacada permanece frecuentemente en las ruinas de sus casas contaminadas o en edificios donde la exposición al metal continúa”, dijo la doctora Savabieasfahani a Al Jazeera.

“Nuestra investigación en Faluya indicó que la mayoría de las familias volvió a sus casas bombardeadas y vivió en ellas o que reconstruyó sobre los escombros contaminados de sus antiguas casas. Cuando era posible, también utilizaron materiales de construcción recuperados de los lugares bombardeados. Semejantes prácticas comunes contribuyen a la continua exposición pública a metales tóxicos años después del final de los bombardeos de su área”.

Se refirió a las grandes cantidades de proyectiles y otras municiones que se utilizaron en el entorno iraquí.

“Entre 2002 y 2005, las fuerzas armadas de EE.UU. gastaron 6.000 millones de balas, según cifras de la Oficina General de Contabilidad de EE.UU.,” agregó.

Según la doctora Savabieasfahani, los contaminantes de metal en zonas de guerra provienen de bombas y balas, así como de otros artefactos explosivos. Metales, sobre todo plomo, uranio y mercurio, se utilizan en la fabricación de municiones y todos contribuyen causar defectos congénitos, desórdenes inmunológicos y otras enfermedades.

“Nuestro estudio en dos ciudades iraquíes, Faluya y Basora, se concentró en defectos congénitos al nacer”, dijo.

Su investigación mostró que ambos estudios encontraron cantidades crecientes de defectos congénitos, especialmente defectos del tubo neural y defectos congénitos del corazón. También revelaron contaminación pública con dos principales metales neurotóxicos, plomo y mercurio.

“La epidemia de defectos de nacimiento en Iraq, sin embargo, aparece en el contexto de muchos otros problemas de salud pública en las ciudades bombardeadas”, dijo. “La leucemia infantil y otros tipo de cánceres, aumentan en Iraq”.

Bebés de Faluya
Los doctores de Faluya siguen presenciando el mencionado agudo aumento de defectos congénitos graves en los recién nacidos, incluyendo niños que nacen con dos cabezas, solo con un ojo, múltiples tumores, deformaciones faciales y corporales y complejos problemas del sistema nervioso.
Actualmente en Faluya, los residentes informan a Al Jazeera de que numerosas familias tienen mucho miedo de tener hijos, ya que una cantidad alarmante de mujeres sufren abortos consecutivos y muchos niños nace con graves deformaciones y enfermedades.
La doctora Samira Alania, pediatra en el Hospital General de Alami, ha mostrado un interés personal en la investigación de una explosión de anormalidades congénitas que se han multiplicado tras los asedios estadounidenses desde 2005.
“Ahora tenemos todo tipo de defectos, que van desde enfermedades cardíacas congénitas a graves anormalidades físicas, ambas en cantidades inimaginables”, dijo Alani a Al Jazeera en su oficina del hospital el año pasado, mientras mostraba innumerables fotografías de espantosos defectos congénitos.
Alani también es coautora de un estudio de 2010 que mostró que la tasa de defectos cardíacos en Faluya es 13 veces mayor que la tasa europea. Y en cuanto a defectos de nacimiento que tienen que ver con el sistema nervioso, se calculó que la tasa es 33 veces superior a la de Europa en la misma cantidad de partos.
Las doctora Alani, que trabaja en el hospital desde 1997, dijo a Al Jazeera que hasta el 21 de diciembre de 2011 ha registrado personalmente 677 casos de defectos congénitos desde octubre de 2009. Solo ocho días después, cuando Al Jazeera visitó la ciudad el 29 de diciembre, la cantidad ya había aumentado a 699.
Alani mostró a Al Jazeera cientos de fotos de bebés nacidos con paladares partidos, cabezas alargadas, un bebé con un ojo en medio de la cara, extremidades agigantadas, extremidades demasiado cortas, y orejas, narices y espinas dorsales deformadas.
Informó a Al Jazeera de casos de “displasia tanatofórica”, una anormalidad de los huesos y la caja torácica que “hace que el recién nacido no tenga posibilidad de sobrevivir”.

“Un tribunal forense ha establecido que el cáncer fue causado por una exposición al uranio empobrecido”, dijo Busby a Al Jazeera.
“En los últimos años, ha aparecido investigación que ha dejado bastante claro que el uranio es una de las sustancias más peligrosas conocidas por el hombre, ciertamente en la forma que toma cuando se utiliza en estas guerras”.

En julio de 2010, Busby publicó un estudio que muestra un aumento de 12 veces de cáncer infantil en Faluya desde los ataques de 2004. El informe también muestra que la proporción sexual ha cambiado a 80 niños nacidos por cada 100 niñas, junto con el aumento de enfermedades indicativas de daño genético, similar, pero de una frecuencia mucho mayor que en Hiroshima.
La doctora Alani ha visitado Japón, donde se reunió con doctores japoneses que estudian tasas de defectos congénitos que consideran relacionados con la radiación de los bombardeos nucleares estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki.
Le dijeron que las tasas de incidencia de defectos congénitos están ente el uno y el dos por ciento. El registro de defectos congénitos de Alani asciende a una tasa del 14,7 por ciento de todos los bebés nacidos en Faluya, más de 14 veces la tasa de las áreas afectadas de Japón.
En marzo de 2013, la doctora Alani informó a Al Jazeera de que las tasas de incidencia de malformaciones congénitas sigue siendo del 14%.
Por impresionantes que sean estas estadísticas, la doctora Alani subraya el mismo problema de falta de estadísticas mencionado por el doctor Haddad y dice que la crisis es incluso peor que lo que indican esas cifras.

“No tenemos ningún sistema para registrar todos, de modo que faltan muchos casos”, dice. “Creo que solo informo del 40 o 50 por ciento de los casos, porque muchos bebés nacen en su casa y nunca sabemos de ellos, y otras clínicas tampoco los registran”.

Además, la doctora Alani sigue siendo la única persona que registra casos en Faluya e informó de que sigue viendo los mismos defectos graves.

“Tenemos muchos casos de bebés con múltiples defectos sistémicos”, explicó. “Múltiples anormalidades en un bebé. Por ejemplo acabamos de tener un bebé con problemas del sistema nervioso central, defectos del esqueleto y anormalidades cardíacas. En la actualidad en Faluya es habitual”.

Curiosamente la doctora Alani mencionó algo que había advertido la investigación de la doctora Savabieasfahani, el hospital en el que Alani trabaja se construyó en el distrito Dhubadh de Faluya en 2008. Según Alani, el distrito fue fuertemente bombardeado durante el sitio de noviembre de 2004.
La doctora Savabieasfahani explicó que su investigación demuestra que algunas áreas de Faluya, así como Basora, “están contaminadas con plomo y mercurio, dos metales pesados altamente tóxicos”, de los bombardeos de EE.UU. en 1991 y de la invasión de 2003. “La exposición a metales, así como a la radiación ionizante, puede producir cáncer”, agregó.
Dijo que, cuando las municiones de UE explotan o alcanzan sus objetivos, generan “partículas de polvo fino que contienen metal, así como partículas de UE que persisten en el entorno. Esas partículas pueden entrar en la cadena alimentaria y en el cuerpo humano a través de alimentos contaminados. Las partículas tóxicas también pueden ir por el aire e inhalarse. En Iraq suele haber tormentas de arena y polvo. La inhalación continua de materiales tóxicos puede producir cáncer. La ingestión o inhalación de partículas que emiten radiación alfa pueden causar cáncer”.
Basora y sur de Iraq
En la provincia Babil en el sur de Iraq, las tasas de cáncer han estado aumentando a tasas alarmantes desde 2003. El doctor Sharif al-Alwachi, jefe del Centro de Cáncer Babil, culpa al uso de armas de uranio empobrecido por parte de las fuerzas de EE.UU. durante la invasión de 2003 y después.

“El entorno puede ser contaminado por armas químicas y uranio empobrecido después de la guerra contra Iraq”, dijo el doctor Alwachi a Al Jazeera. “El aire, el suelo y el agua son contaminados por esas armas, y al entrar en contacto con seres humanos son venenosos. Es algo nuevo en nuestra región y la gente está sufriendo.”
Según un estudio publicado en el Boletín de Contaminación Medioambiental y Toxicología, una revista profesional basada en la ciudad de Heidelberg de Alemania, hubo un aumento de siete veces en la cantidad de defectos congénitos en Basora entre 1994 y 2003.
Según el estudio de Heidelberg, la concentración de plomo en los dientes de leche de niños enfermos de Basora era casi tres veces mayor que en áreas donde no hubo combates.
Además nunca se ha registrado una tasa tan grande de defectos del tubo neural (“espina bífida”) como en Basora, y la tasa sigue aumentando. Según el estudio, la cantidad de casos de hidrocefalia entre recién nacidos es seis veces más elevada en Basora que en EE.UU.
Abdulhaq Al-Ani, autor de Uranium in Iraq, ha estado investigando los efectos del uranio empobrecido sobre los iraquíes desde 1991. Dijo a Al Jazeera que midió personalmente los niveles de radiación en la ciudad de Kerbala, así como en Basora, y su Contador Geiger “gritaba” porque “el indicador sobrepasó el máximo”.
La doctora Savabieasfahani señaló que las tasas de leucemia infantil en Basora fueron más del doble entre 1993 y 2007.

“También se informó de cánceres múltiples, pacientes con tumores simultáneos en ambos riñones y en el estómago, por ejemplo, algo extremadamente rar”, dijo. Esas observaciones sugieren una extraordinaria emergencia de salud pública en Iraq. Una crisis semejante requiere una acción internacional urgente y polifacética para impedir más daño a la salud pública”.

El derecho internacional y el futuro
Existen leyes internacionales claras respecto al uso de municiones como el Uranio Empobrecido.
El Artículo 35 del Protocolo I, una enmienda de 1977 de las Convenciones de Ginebra, prohíbe cualquier medio o método de guerra que cause heridas superfluas o sufrimiento innecesario. El Artículo 35 también prohíbe que las naciones recurran a medios de guerra que puedan infligir daño extensivo y a largo plazo a la salud humana y al entorno.
Los impactos del UE observados en Iraq sugieren que esas armas deberían prohibirse según el Artículo 35 por la propia naturaleza de sus presuntos efectos a largo plazo sobre la salud humana y el medio ambiente.
El Artículo 36 (del Protocolo I) también obliga a todos los Estados que planeen, desarrollen o adquieran una nueva arma a que realicen un estudio legal de dicha arma.
Hasta ahora, Bélgica (2007) y Costa Rica (2011) han aprobado leyes que prohíben las armas de uranio dentro de sus territorios. En 2008, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que declara que “el uso de UE en la guerra contradice las reglas y principios básicos consagrados en el derecho humanitario y ecológico escrito y consuetudinario internacional”.
A pesar de todo, las mutaciones del ADN causadas por el UE pueden, por cierto, transmitirse de padres a hijos. Por ello, parece probable que la contaminación de UE de las guerras dirigidas por EE.UU. contra Iraq en 1990 y 2003 siga causado una crisis sanitaria persistente en las futuras generaciones de iraquíes. Los indicios restantes de UE en Iraq representan un peligro ecológico a largo plazo, ya que seguirán siendo radiactivos durante más de 4.500 millones de años.
La doctora Savabieasfahani considera que hay que realizar más investigación y estudios en Iraq a fin de obtener la medida total del daño causado por las armas de guerra utilizadas en ese país desde 1990.

“Necesitamos ensayos medioambientales a gran escala para establecer la medida de contaminación por metales y UE y otras armas en Iraq”, concluyó.

“Ni siquiera existen términos médicos para describir algunas de estas condiciones porque nunca las habíamos visto hasta ahora”, dijo la doctora Alani. “Por lo tanto cuando las menciono, todo lo que puedo hacer es describir los defectos físicos, pero no puedo suministrar un término médico”.

El doctor Haddad compartió su profunda preocupación por el futuro de sus propios hijos y los de otros iraquíes.

“Temo por ellos”, dijo tristemente. “Están rodeados de tantos problemas como aspectos de salud, toxinas, y tenemos que trabajar para protegerlos contra enfermedades, radiación y toxinas químicas. Son asesinos silenciosos, porque es imposible verlos hasta que el problema crece demasiado. Demasiados iraquíes han sido afectados y no veo la forma de que ese sufrimiento termine”.

La doctora Alani simplemente quiere que la gente, especialmente en EE.UU., sepa de la crisis de Faluya y pide una cosa:

“Les pido que soliciten a su gobierno que no dañe a la gente fuera de su país”, dijo. “Especialmente a la gente de Iraq”.

Dahr Jamail
Al Jazeera

Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/features/2013/03/2013315171951838638.html
rCR

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165503