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reflexionDe Claudio Rojas.

Al llegar Jesús a Jerusalén, después de haber sido recibido con grandes vítores, y por lo cual fue incluso amonestado por los escribas y fariseos, Jesús finalmente se reveló como Cristo (el hijo de Dios); tan dura fue la palabra, una enseñanza que no podía ser asimilada por las conciencias de la época, a tal punto fue esto que en ese momento le abandonaron 70 discípulos que le seguían tras vivir los milagros, la palabra, el amor entregado por él, la vida de entrega por los demás.

Pero, al acercarse la culminación de esa etapa de su misión, después de haber tenido miles de pruebas de que se trataba del hijo de Dios en persona, manifestado en Jesús, no fueron capaces de asimilar la enseñanza pura de Dios, fueron encandilados por una luz demasiado potente y no fueron capaces de reconocerla, por ende la rechazaron y por eso se retiraron, no fueron capaces de reconocerle.
En estos tiempos, en que nos encontramos en la recta final del Apocalipsis, donde la oscuridad ya apenas se tolera, está pasando algo similar a lo que experimentó Jesucristo, pero ésta vez fue su mensajero y precursor en misión mesiánica quien tiene la tremenda responsabilidad no sólo de anunciar su retorno glorioso, sino que debe develar el rostro del Anticristo, guiar a un grupo de fieles llamados por Dios y lo más importante impedir que Jesucristo se deje crucificar de nuevo si no cumplimos nuestra misión. Digo que está pasando lo mismo, porque Giorgio que es el verdadero mensajero del cielo, el cual todos hemos reconocido, abrazado, aceptado, hemos gozado aprendiendo de sus enseñanzas en hermosos encuentros espirituales a lo largo de los años, leyendo escritos participando en conferencias, encuentros, etc.; ahora nos ha dicho que es la hora de la verdad, y tenemos que hacer la elección definitiva; tenemos que hacer vida y verdad el mensaje de Jesucristo en el Evangelio, no sólo alabar el mensaje, encontrándolo bello, parecer entenderlo, sino vivirlo de verdad…

Este es el llamado que más que de Giorgio, es de los arcángeles, de los ángeles, del Cristo y del Padre Adonai. Allí es donde algunos pueden confundirse, seguir este llamado es seguir la palabra de Dios, porque también ha sido dicho:

Mateo 16:24

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Lucas 10:16

El que a vosotros escucha, a mí me escucha, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió.

Es decir si nosotros rechazamos al verdadero mensajero del cielo, estamos dándole la espalda a Jesucristo y a su Padre, es así de simple!... Y nosotros, no habríamos llegado hasta acá, sin un mensajero del cielo que nos guíe; el cielo sabe porque lo envía a nosotros pues conoce nuestras limitaciones.

Quienes acojan este llamado más que siguiendo a Giorgio, sino están haciendo palabra viva lo que dice el Evangelio:

“Toma tu cruz y sígueme “(Mateo 16:24, Marcos 08:34 y Lucas 9:23)”

Por lo tanto, “Toma tu cruz y sígueme” significa estar dispuesto a morir para seguir a Jesús. Esto se llama “morir a sí mismo” y también dejar las cosas de este mundo, incluso nuestro cuerpo físico de tránsito.

Es un llamado a la entrega absoluta. Cada vez que Jesús mandó a llevar la cruz, Él dijo: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, y sin embargo pierde o se destruye a sí mismo?” Lucas 9:24-25)

A pesar de que el llamado es duro, la recompensa es inigualable.

Si uno se pregunta si está listo para tomar su cruz, preguntémonos:

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús si eso significa perder algunos de sus amigos más cercanos?

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús si esto significa alejarse de su familia?

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús si esto significa la pérdida de su reputación?

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús si eso significa perder el trabajo?

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús si eso significa perder la vida?

¡¿ Estamos dispuestos a poner el mensaje de Cristo, su palabra y su obra por sobre cualquier cosa en nuestra vida?....el mensaje dice que si no lo estamos, no podremos resistir e irremediablemente nos perderemos.., el mensaje nos invita al sello o cara, a dejar nuestra tibieza que podía ser aceptable ayer,…hoy ya no…” Mateo 12:30. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.

Claudio Rojas

10 de dicembre 2019