La mente se detiene para escuchar al corazón. Una sensación de nostalgia, de melancolía y de espera, de Amor profundo, impregna cada célula de mi cuerpo.
Nostalgia de antiguos horizontes cuyo perfume embriagante asoma en la memoria impresa en el espíritu.
Melancolía al ver el paso cansado pero incesante de un ser al que amas inmensamente y que lucha para levantarse cada vez que su cuerpo martirizado le obliga a detenerse. La prueba más grande para un guerrero.
Inquietud de intentar actuar día tras día, apasionada y desesperadamente, con lucidez para cambiar el mundo alrededor de nosotros, con el fuego y la ansiedad en el pecho con la conciencia de que cada día que pasa, la energía destructiva y aniquiladora penetra siempre cada vez con más fuerza en nuestras mentes, engendrando pensamientos diabólicos que nos alejan de la Meta.
En la espera de que todo acabe. En la espera de un nuevo inicio.
Amor, de los que desgarran el pecho de emoción. Por ese Signo que cada día trae la Luz dentro y fuera de nosotros. Un Signo que se ha hecho carne y sangre, rabia y amabilidad, coraje y miedo, fuerza y debilidad. Un Signo que se ha hecho una vez más Hombre entre nosotros, después de 2000 años.
Estoy contigo, eterno maestro de vida y verdad, y con los que han sido y serán elegidos por el Padre para guiarnos en la lucha final, cuando tu cuerpo diga "Basta ya" y el Cielo te llame hacia Si. Hasta el final. En la espera que Su Justicia borre esta raza maldita y devuelva la luz a nuestro maravilloso planeta.
Con infinito amor
Beatrice9 de octubre 2019