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testa 2016enespañol

marco procopio200Por Marco Procopio

Si, deseo contaros esta experiencia mía. No ha pasado mucho tiempo, hace sólo unos años y empezó todo con un sueño que tuvo un compañero mío de trabajo. Un sueño que tuvo él pero que estaba relacionado conmigo personalmente. Una mañana de hace unos 3-4 años, estábamos en el vestuario y nos estábamos poniendo la ropa de trabajo. Este amigo y compañero mío me dice: ¿Pro, así me conocen y me llaman todos ¿sabes que he soñado contigo? En ese momento pensé que era una broma. Me dije a mi mismo, venga, sé bueno, contéstale, ya que él es muy joven y siempre irónico. Él me contesta muy serio y me dice, mira que me quedé sorprendido también yo de lo que soñé, pero te lo tengo que contar, quizás me puedas dar una explicación. Está bien, le contesto, te escucho. Él me dice... sabes Pro, recuerdo perfectamente: en el sueño iba hacia donde estabas vos y antes de encontrarme contigo me acerqué a una gran portón y a poca distancia había una casa. Tú salías de esa casa y venías a mi encuentro. Está bien, le dije ¿es todo? No, me contestó, lo bonito llega ahora, y le dije que continuara. ¡Yo era feliz de ir a verte pero lo asombroso es que tú no estabas solo! ¿Quién estaba?, le pregunté. Detrás de ti, Pro, había una numerosa fila de niños que te seguían de cerca todos. Bien, le contesté, gracias, bonito sueño, yo a los niños les adoro de siempre… y si el buen día se ve por la mañana, gracias a tu sueño, será un óptimo día… ok, ahora vamos a trabajar.

Hasta aquí nada de extraño, es un sueño y además no lo he tenido yo. Pero en los primeros meses de este año, una compañera de trabajo de mi mujer le dice que pronto cerca de nosotros iban a abrir una comunidad de niños, con quienes el destino no ha sido bondadoso no obstante ser tan jóvenes. En la comunidad necesitan voluntarios que ayuden a los educadores y a los niños y una mano para reestructurar su casa. Mi mujer durante una cena me habla de ello y de repente siento que se me oprime el corazón y en un instante se me viene a la mente, el sueño que me había contado mi compañero. Nos ponemos en contacto y ocurre lo que podemos llamar milagro. Vamos a esta comunidad y todo aparece igual que en el sueño. Todavía vibro de alegría cuando pienso en todo esto y en como se ha realizado. Hoy mi mujer y yo hacemos parte de esta pequeña comunidad, ofreciendo lo que podemos, pero hemos comprendido que lo que se necesita aquí es sólo mucho Amor. Es estupendo como viven estos niños y sus Educadoras. Son profesionales y los atienden con un Amor realmente extraordinario. Una parte de estos niños son todavía pequeños, es bonito ver cómo los más grandes a menudo cuidan de los más pequeños, casi siempre consiguen superar las pequeñas crisis que hay entre ellos sin mucha dificultad, más bien con gran madurez, se ayudan, se buscan y se esfuerzan en ser autónomos, como si su joven vida les hubiese enseñado que es mejor ser autónomos. Mejor todavía saber que puedes contar con alguien que se prodiga por ti de manera incondicional sin pensar en su propio beneficio.

Después de esta experiencia que estoy viviendo, me doy cuenta de como nosotros los adultos a menudo somos complicados, egoístas, y no pensamos en dar. Como dice Giorgio muchas veces el miedo nos oprime y nos gana. Ellos tan pequeños, a pesar de una inicial y lógica desconfianza ahora ya nos reciben con los brazos abiertos y sólo esperan que tú abras los tuyos y así inicia el juego de la vida, un abrazo, una caricia, un tono dulce en la voz hace que se sientan al seguro. ¿Por qué, me pregunto, hemos perdido todo eso? Es verdad, a través de ellos la divinidad se revela, y también la despreocupación, sabemos bien todos como esta sociedad te despoja de estos valores y logra incluso embrutecernos. Es justo y es verdad que si llegará un nuevo mundo tendrá que ser de niños, su pureza es incomparable.

Doy las gracias a Giorgio por haberme dado la posibilidad de contar esta experiencia mía y por la obra a la que intento servir con todo mi ser y que pueda terminar mi vida en este mundo estando cerca de los pobres y de los indefensos, esperando Su regreso con el corazón abierto.

Con Amor.

Marco Procopio.

22 de abril 2019

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