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Marco Marsili2018Por Marco Marsili

15 de Agosto de 2018

Aquí está el profeta, aquí está nuestro Regalo: con paso inseguro e invencible avanza hacia nosotros, con los pies desnudos, con Los Signos vivientes que bendicen la tierra y el aire, frente a la Divina Madre que vivifica la sagrada escultura alrededor de la cual nos hemos ubicado. Todos podemos ver el prodigio que se verifica, todos podemos observar al Dios en el hombre, todos podemos observar la omnipotencia del Padre Glorioso que se deja tocar, que se vuelve pequeña, que se acerca, que pasa a ser increíblemente real y tangible: el Reino de Dios está en medio de nosotros.

La atmósfera se carga con un magnetismo espiritual, surgen palabras de poder, oraciones, todos unidos en el aura de la Madre Cósmica. Luego los dioses, los niños, cantan, bailan e interpretan música al sol esparciendo pétalos de rosas blancas en el círculo de césped que rodea al Anunciador. Aquí está el trono del oráculo: un césped en el que juegan los niños, símbolo de la gran verdad del Tiempo de todos los tiempos, que se manifiesta despojada ante las almas presentes que han decidido viajar para estar aquí, en lugar de estar en otra parte. Son momentos imposibles de describir.

Llega el momento de compartir un almuerzo, estando juntos, cien, doscientos, trescientos, todos unidos, siendo servidos por los hermanos y por las amables hermanas, a quienes jamás agradeceremos lo suficiente.

En un lugar en el que a veces aparecen ciervos con su gracia característica, símbolo de la pureza de su alma, hoy la hermosa juventud de los artistas revolucionarios sonreía bajo el cielo azul, ese cielo debajo del cual nos reunimos a la espera de algo que podría llegar desde arriba, ese cielo en el que a lo lejos aparecen los Señores de las estrellas, por encima de nosotros rodeamos a Su Hermano que está siempre listo para inmortalizarlos, es una visita fugaz porque hoy la hermandad y la sabiduría que buscamos entre las nubes están aquí en la Tierra, hoy las Señales del Cielo se vuelven discretas para indicarnos las Señales de la Tierra, las Señales DEL CIELO A LA TIERRA.

¿Qué podemos decir? ¿Qué es lo que fuimos a ver? ¿Qué es lo que hemos visto? ¿No hemos escuchado al antiguo maestro del templo explicar la eternidad de la Divina Madre que se manifiesta en la historia del mundo? ¿No hemos oído la voz del Apóstol? ¿No estábamos con él cuando hablaba abiertamente de los secretos iniciáticos? Y ¿no nos hemos dado cuenta de que Jesús pasaba a nuestro lado? ¿No hemos escuchado Su poderosa voz? Y ¿los jóvenes? A los jóvenes retoños nacidos de la heróica semilla de los Señores con dulce mirada… ¡los hemos visto! Estábamos con ellos, llevados por la alegría espiritual de sus bailes y conmovidos por sus palabras de vida.

Hemos visto a los líderes del Arca que se renueva como una primavera llena de divinos proyectos que se manifiestan frente a nuestros ojos. ¡Hemos comido el cuerpo del Sol, lo hemos recibido de parte de sus manos! ¡Hemos sido invitados al banquete alquímico, a la mesa de las estrellas! ¡Hemos visto al Rey arrodillarse a los pies de los hijos!

¿De qué sirve recordar los nombres de los hombres si ayer hemos tenido otros nombres y mañana tendremos unos nuevos, si sabemos que el espíritu no tiene nombre? ¡Yo no soy yo, nosotros no somos nosotros, todos SOMOS UNO! Somos la multiplicidad del Uno que se viste de muchos cuerpos y de muchos nombres diferentes, para lograr que finalmente comprendamos que Él es Nosotros, que Nosotros SOMOS Él, para lograr que entendamos que somos trazos de un mismo dibujo, para guiarnos hacia el redil cósmico de Su eterna patria en la que todas nuestras máscaras quedarán destruidas, en la que conoceremos al unísino coral de nuestras almas que hoy se presentan separadas, en la que viviremos conscientemente esa Comunión de los espíritus que hoy vivimos como los ciegos, en la que realmente veremos que nuestros colores forman un único arco iris y finalmente sabremos lo que siempre habíamos sabido.

¿Somos o no hijos de la luz? ¡Entonces comportémonos como hijos de la luz!

El Águila del sol traza el sagrado círculo del gran espíritu en la mágica carpa en la que tiene lugar la asamblea. Todos la ven, una señal en medio de los señalados.

La Santísima Madre Nuestra nos advierte que no nos dividamos, que permanezcamos unidos como realmente somos y como siempre hemos sido. Ella nos advierte porque ve allí donde nosotros no vemos, ve en la intimidad de nuestras miserias que ofenden a la vida, ve los peligros del mundo y las trampas que nosotros mismos ponemos en nuestro camino y en el camino de nuestros hermanos. Es por ello que Ella nos advierte sobre el hecho de que si no seguimos siendo fieles al pacto estipulado con el Padre Glorioso, si traicionamos nuestro SI nos enfermaremos y moriremos... es algo que ya sabíamos y la Ciencia del Espíritu nos puede explicar el motivo pero hoy la Madre insiste con un acongojado fervor y con una austera pasión, porque a nuestro alrededor se mueve el antiguo enemigo que alimenta nuestras debilidades para alejarnos de la Hermandad y hacernos caer del corazón del Altísimo.

Pero ¿qué digo? ¿Hermandad?... ¡La nuestra no es solo una Hermandad, es una Familia! ¡No solo hemos sido invitados a la mesa de los Dioses, hemos sido llamados para ser miembros de la Divina Familia, la Familia de Adonay!

A aquellos que, a pesar de vivir en el tenebroso valle de lágrimas del mundano baño de tristeza, han optado por aceptar la luz del Camino, de la Verdad y de la Vida, les recuerdo: “Sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal”. Y nuestro hablar tiene que corresponder con nuestro accionar, para que nuestros actos expresen el poder de nuestra decisión y sirvan para iluminar el camino de aquellos con quienes nos encontramos en nuestro recorrido hacia la meta prometida. La Promesa se cumplirá, el tiempo es breve, este es el tiempo. ¡La Obra de Cristo quiere ser nuestra obra, entonces participemos con todas nuestras fuerzas en esta Misión de Salvación! ¡Nosotros hemos visto! ¡Nosotros hemos oído! ¡Nosotros hemos sabido!

Marco Marsili

20 de Agosto de 2018

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