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Crescere nella lucePor Daniel Amaral

Cómo manifestar la alegría de existir en un mundo donde las muestras de tristeza son el pan de cada día. Un mundo donde reina la soledad, el desamor, la violencia, las injusticias, la indiferencia, donde lo material está por encima del amor.

Pero, sin embargo, el Sol sale cada día para todos, para los justos y los injustos, los buenos y los malos, los ricos y los pobres.

El Sol que es la luz y la energía por la cual es posible vivir, por la cual es posible contemplar las cosas buenas de la vida, también los paisajes tristes, esos momentos terribles que no queremos enfrentar. Pero el sólo hecho de existir nos lleva a vivirlos y a estar presentes en cada amanecer y en cada puesta de Sol.

Para cada desolación hay una consolación, un momento de lucidez que nos permite pensar, que nos sacude y si estamos dormidos nos despierta, nos abre los ojos, nos devuelve el alma al cuerpo. Y es ahí donde tenemos que hacer el esfuerzo para mantenernos lúcidos y luchar, incluso en contra de nuestro ego, de nuestro orgullo, de nuestra indiferencia.

Por suerte, y si es que existe la suerte, nosotros como humanidad, o como grupo de personas que vivimos en distintas partes del mundo, contamos con un amigo, con un hermano mayor que ha hecho por sus hermanos, lo que nadie hubiera podido sostener en el tiempo, que es la constancia de dar la vida por su tribu. Un hombre que como esta escrito, va “vestido de saco”, un ser que ha sido llamado a gritar en el desierto de este tiempo. Y es en este mismo desierto que a través de los años ha encontrado a los suyos. Y de tanto en tanto, de la cantidad de seres humanos que escuchan, alguno logra despertar del sueño amargo, para darse cuenta que hay algo más allá del día a día, que se nos ha impuesto como rutina.

Cristo dijo: “nadie va al Padre si no es a través de mi”, y muchos en este mundo, y me incluyo, no llegamos a Cristo si no es a través de él. ÉL, que ha sido elegido para llevar a los pies del Maestro Jesús Cristo a la mayor cantidad de almas que le fuera posible. Él, Giorgio Bongiovanni, que por enésima vez nos visita en estas tierras “lejanas” de América del Sur.

Es en la mañana del domingo 19 de noviembre que arriba al aeropuerto internacional de Carrasco, de la República Oriental del Uruguay. Pero la expectativa ya la teníamos varios días antes. Sabemos que cada vez que viene hay algo nuevo para experimentar, siempre nos trae un mensaje directo, y dentro del mismo mensaje, varios más que debemos leer entre líneas. Giorgio apela a nuestra inteligencia y nuestro discernimiento, quiere que tengamos el coraje de sacar para afuera todo lo que tenemos dentro, para poder desarrollar al máximo nuestras capacidades, nuestros talentos, nuestra vocación de servir sin esperar ser servidos.

Fueron casi dos semanas intensas, de mucho movimiento, de acción, de vivencias y de sueños compartidos, de muchas cosas hechas y de tantos proyectos por realizar. Porque la venida de Giorgio no se concentró en un solo día donde se hace el encuentro de arcas del mundo, donde los diferentes representantes e integrantes de las mismas, nos juntamos en una jornada y después cada uno se retorna a su lugar de origen.

Esta vez fue mucho más que eso, porque en esta oportunidad la participación de los jóvenes fue numerosa, y en verdad podemos decir que fue cuantitativa y cualitativa.

Creo, y pienso que no me equivoco, que el movimiento de jóvenes Our Voice que naciera hace un par de años en Italia, promoviendo el arte con aquel espectáculo “El Arte Mata a la Mafia”, llevado adelante por Sonia Tabita y los jóvenes de Italia, se ha multiplicado en el mundo.

Los jóvenes realizaron muchas actividades, estuvieron en un colegio de secundaria, realizaron una movida que se llama “Todos somos responsables”, en una plaza que es emblema de luchas sociales; se llama “Plaza Cagancha”, pero es conocida por todos como plaza Libertad.

Estuvieron en televisión, radios, y en otras plazas para promocionar el espectáculo que realizaron el miércoles 29 de noviembre en la “Casa degli Italiani” de la ciudad de Montevideo. Dicho espectáculo se titula “Revolucionarte”, una puesta en escena muy comprometida, donde se realiza un verdadero acto de denuncia y de concientización, sobre los distintos problemas que padece la juventud y la sociedad humana en general.

Para poder realizar las distintas actividades, los jóvenes se reunieron todos los días durante casi dos semanas, se prepararon, ensayaron y compartieron vivencias del momento, desde la mañana a la noche, donde a menudo desplegaban toda su alegría, sus ganas por hacer, por ser escuchados y dar el ejemplo. Pero no sólo a la sociedad sino también a nosotros, sus hermanos mayores de edad.

Muchos momentos pudimos compartir con ellos, sintiendo su contagio y a la vez reflexionando sobre lo que puede suceder en un futuro próximo después de todo lo que compartimos junto a ellos.

Por supuesto que hubo un encuentro de todos los hermanos, de los que pudieron venir haciendo un gran esfuerzo, desde Italia, Argentina, Chile, Paraguay, y nosotros de Uruguay, humildes servidores de nuestros hermanos. En esta jornada quizás lo más importante, fue que nos pudiéramos encontrar, reconocernos, cruzarnos las miradas, abrazarnos, y tener pequeñas conversaciones sabiendo que siempre es escaso el tiempo para estar juntos.

Y claro está, que fue un encuentro en el cual participamos para renovar el compromiso con la Obra, con Giorgio y con nosotros mismos. Y a través de Giorgio, renovar nuestro sí con el maestro Jesús Cristo. Esa renovación la vivimos en dos partes fundamentales, en dos momentos cruciales de la reunión. Primero, en lo que Giorgio a través del verbo nos expresó, compartiendo con nosotros su sentir. Dijo en escencia: “No tengo fe; si yo estuviera donde ustedes están sentados, escucharía con respeto, pero no creería”. Pero al mismo tiempo nos dijo: “Tengo fe, y tengo que creer porque he visto al Cristo, lo he tocado, he comido con él. Por lo tanto, tengo que creer, porque he visto. Si no lo hubiera visto, probablemente no creería. Venditos ustedes que están aquí y han creído sin ver…” También nos dijo: “Ustedes creen que yo los sostengo, que yo les doy fuerza, pero no, son ustedes que me sostienen, me ayudan y me dan fuerza. Y por ustedes yo me quedo y no los voy a defraudar”.

Y si algo nos faltaba para renovar la fe, la confianza, las ganas de hacer algo positivo a favor de la vida y de esta Obra, si algo faltaba, era el momento de la comunión, del pan y el vino, donde Giorgio junto a Raúl Blázquez y Diego Grachot; un veterano de la obra junto a un joven. Uno expresando el coraje y la perseverancia, el otro la renovación y el aire fresco, la nueva sal y la levadura de este tiempo. Pero ambos, junto a Giorgio manifestaron el sentir profundo del espíritu. Los tres expresaban el compromiso y la “alegría de existir”. Fue en ese momento que todos pudimos revivir espiritualmente, pero también físicamente “el Cuerpo de Cristo”.

Entonces razonemos juntos, pensemos por un instante, practiquemos el hecho de hacer mover nuestras neuronas y dejemos que el discernimiento nos haga comprender de qué se trata todo esto.

Detrás de Giorgio, ¿qué hay? Detrás de él está el Cielo, está el Padre Adonay, y detrás del Padre Adonay está el Todo, está el Espíritu Omnicreante, y si está el Padre y el Espíritu Omnicreante; está también Jesús Cristo, y si está Jesús, está la Madre, la Virgen Santísima y, junto a ellos las legiones de ángeles, los seres de luz que sirven a Cristo y a la Madre Santísima, también a nuestro Padre Adonay. Y naturalmente todos están compenetrados por el Espíritu Santo.

Conclusión, en nuestra obra tenemos todo, no nos falta nada. Somos completamente ricos. Nuestro padre es el “Monarca”, es el Creador. Cristo, es nuestro rey de reyes. Y la Santa Madre es el espíritu de la Madre Tierra, un planeta que lo tiene todo, por lo tanto, es una morada que contiene millones de seres humanos. Y dentro de esos seres humanos, estamos nosotros, integrantes de esta Obra, que es la obra de Giorgio Bongiovanni. Una obra que expresa el pasado, el presente y sobre todo el futuro.

¿Y una obra que lo tiene todo… puede darse el lujo de manifestar la tristeza?... Creo que la respuesta es clara, creo que todos nosotros, debemos manifestar en todos los sentidos y de todas las formas posibles, _aún a costa de dar la vida, sabiendo que la muerte no existe_, debemos demostrar, dando siempre el ejemplo y despojarnos de cualquier miseria que tengamos. Y cuando algún dolor físico, o espiritual nos invada, y ese mismo dolor quiera que nuestro rostro manifieste enojo o tristeza, es ahí, en ese mismo momento, que debemos tener el coraje de manifestar “la alegría de existir”…

Montevideo, 3 de febrero de 2018.

Daniel Amaral.