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elcadillo100Por Alicia Zampatti Maida
En El Cadillo sostenemos que es necesario ofrecer una justa educación.

Para intentarlo consideramos iniciar un proceso de preparación material, formación profesional, y transformación personal.

La realidad, aquí en el remanente del monte ubicado en el noroeste Argentino, es que también habitan niños y niñas excluidos, marginados, ignorados,  abusados y privados de lo necesario.

 

elcadilloparajeelcadillo1En este paisaje hasta caminar resulta complicado. En verano y en invierno el clima es extremo y  no existe el asfalto. Los caminos están minados de espinas y el suelo es apto para serpientes y alacranes. Las distancias son largas y el agua no llega a sus habitantes. Tampoco  hay transporte para distribuir alimentos, ropa y calzado; no existe el hospital ni el bombero. Para sobrevivir y morir, animales y humanos comparten el mismo espacio. Quien no tuvo la oportunidad de salir del monte y echar una mirada a la urbanización moderna, no sabe ni comprende qué es un supermercado, un semáforo, el papel higiénico o un helado.

La sensación de des-ayuda, de sentir que el otro, de quien depende repartir los recursos en partes iguales, no responde al llamado de lo necesario para todos y lo superfluo para nadie, deja a los habitantes de este lugar  sometidos no solo al terror sino a la desolación profunda de no ser oídos. La angustia predomina en los niños y la falta de propósito para vivir es el legado para los adultos.

En firme oposición a lo anterior, si no contribuimos ahora para modificar algo de la situación,  colaboramos a consolidar la problemática. Si no dejamos hoy, con nuestro trabajo cotidiano,  algo que haga huella, estamos ausentes, fatalmente ausentes.

Para quien quiere ver y escuchar, la senda del compromiso es visible.

Coincidimos con muchos otros que una justa educación es necesaria para todos, pero aquí somos convocados en relación a una porción de la humanidad, en particular, a infantes, a niños y a niñas que, como ciudadanos del planeta tierra,  habitan en esta porción de suelo.

el cadillo2En resonancia, en El Cadillo, desde hace unos cinco meses, abrimos un espacio pedagógico que tiene en cuenta la especificidad del campo de la infancia y de la niñez. Se trata de un espacio abierto al interés evolutivo y plasmado en relación a una pedagogía activa y de decisiones en relación al reconocimiento de uno mismo, del otro y de lo otro.

Sabemos que con esta praxis educativa nos movemos en una cornisa porque con nuestros actos interpelamos la territorialidad de la educación vigente y a la estructura de poder que la sostiene, pero está el coraje de intervenir introduciendo una diferencia como sujetos de auxilio y cuidado del otro, lo cual no es nada más ni nada menos que un llamado de rescate a nosotros mismos junto al otro.

Iniciamos este proyecto durante el año 2015. Primero evaluamos  la situación en la que con Raúl Blazquez nos encontrábamos y reconocimos que, en primera instancia, era necesario invertir en actualización profesional. Consultamos con Giorgio Bongiovanni y nos estimuló a continuar por el sendero visualizado. En consecuencia viajé, estudié y me actualicé en fundamentos  pedagógicos,  métodos,  técnicas y materiales a desarrollar integrando estos aprendizajes a mi experiencia como profesional de la salud mental.

Durante el 2016 regresé a casa.  Compartí  lo aprendido  con Raúl y Alejandro se integró en la segunda etapa; viajó a la ciudad más cercana y asistió a clases de carpintería. Nos alegramos porque gracias a su esfuerzo y perseverancia hoy contamos con el mobiliario adecuado a las necesidades de los niños. Mientras tanto Raúl donó un espacio y se ocupó que la materia prima  y el entusiasmo jamás faltaran. Las mellizas Varini y los hermanos chilenos también colaboraron.

Durante los primeros días del año 2017 abrimos la puerta.

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En este espacio asentimos a la llamada que nuestro Señor Jesucristo  hace a los adultos: “Dejad que los niños vengan a mí”.

Es en esta línea de instrucción de no obstaculizar la espontánea actividad interior que guía al niño en su evolución que organizamos un ambiente nutritivo, rico en oportunidades y con multitud de senderos para explorar.

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elcadillo4En el ambiente preparado, parte del material que ofrecemos a los niños fue elaborado artesanalmente aquí, en El Cadillo, con amor. Lograrlo  implicó realizar cantidad de viajes a otras provincias para encontrar y adquirir la materia prima. Otros materiales están aún hoy siendo gestionados en el extranjero dado que en Argentina no existe su fabricación. Todo el material respeta la talla de los niños; es bello y armónico con el propósito de ayudarlos a desarrollar el sentido estético. Para encauzar su independencia, todas las actividades están dispuestas al alcance de sus manos respetando un orden de secuencia de menor a mayor complejidad y por áreas de conocimiento. Este circuito les permite orientarse a la manera de un mapa, liberarse de la intromisión obstaculizadora del adulto y regular las relaciones con los otros niños. Se trata de un orden que les ayuda a ordenarse y a organizar su personalidad. Todos los recursos están disponibles y cada niño, a su tiempo, toma y despliega la actividad que vitalmente necesita vivenciar, con quien compartirla o no y lo hace en resonancia con el ritmo de sus internas funciones constructivas.

En la autoeducación de los niños nuestro lugar como adultos responsables es acompañar,  facilitar y asistir procesos sosteniendo reglas de gracia y cortesía.

Se trata de una praxis educativa inclusiva que resulta terapéutica por sus efectos. Manifiestan sentirse felices ante sus logros y el de sus compañeros. Se ayudan ante la dificultad y dejan de competir unos contra otros. Lo demuestran al jugar, al trabajar y lo verbalizan. Vivencian en lo cotidiano que aprender es prepararse para la vida porque logran habilidades que le permiten cuidar de sí mismos, de lo otro y de los otros; sensorialmente perciben que las actividades son llaves para acceder al mundo de las formas, de los colores, de los sonidos, al mundo de la matemática, de la historia, de la geografía, del lenguaje. Vivencian una educación que los estimula a expresarse, que los tiene en cuenta, que los reconoce, porque el espacio y lo que en él existe es adecuado a sus necesidades vitales. Al conocer y reconocerse, dejan de imitar modelos de comportamientos vacíos de sentido, aumentan su autoestima y, en consecuencia, escriben otra historia, su propia historia que, al modo de tramo existencial  les prepara a encontrar su futura vocación  de la mano de sus talentos y como efecto  de la expansión de sus potencialidades. Lo aprendido forma parte en ellos reinventando formas de ser y hacer en sus hogares, en la cotidianeidad del día a día inaugurando momentos donde el aprendizaje individual resulta social,  multidimensional.

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Estamos dando los primeros pasos. Queremos lograr plasmar una justa educación que ayude a cada ser humano a alcanzar su propia estatura psíquica, física y espiritual. Es a este tipo de educación a la que consideramos  un trabajo a favor de la Vida, la Justicia,  la Paz, el Amor y la Confraternidad.

Me siento profundamente agradecida por esta oportunidad.

Alicia Zampatti Maida
El Cadillo - Córdoba - República Argentina
19 de Mayo 2017