DEL CIELO A LA TIERRA

G. B.

La materia y La Verdad
Por Erika Pais

Un planeta de densa materia y grumos asfixiantes, donde la luz aún brilla, pero no es resplandor.

Resplandor que nos abraza en la infinitud eterna del Espíritu Santo.

Dejar la materia y volar hacia Él...

Abrazar los cometas con la misma pasión e intensidad que abrazamos un niño, un colibrí, una mariposa o un amante. Porque en la dimensión del Padre abrazar significa otra cosa.

En Su dimensión abrazar es meterte dentro y que se metan dentro tuyo, es fusionarse hasta ser polvo cósmico, es pulsar como una única cosa y con cada cosa. Es sinergia, es una única sinapsis, un solo pensamiento, un solo latido, una sola luz, es un solo TODO.

Dejar la materia e ir hacia Él significa mucho más que dejar “lo material”.

En la dimensión del Padre, abandonar la materia significa sutilizar el espíritu despegandolo de lo denso que lo atrapa, significa dejarlo Ser y fluir y el fruto madura bajo los rayos del Sol que nos trasmiten la gnosis. Madura y podemos saborear la profunda dimensión del Conocimiento que nos empapa, que se mete por nuestros poros, poros físicos aún necesarios pero solo para poder subsistir, misionar y escribir estas palabras.

El Universo entero se paraliza cuando el Espíritu Santo se hace Hombre, porque Él está y Es en todas las cosas, pero cuando se hace Carne se crea a si Mismo en esta dimensión frente a los ojos de nosotros simples profanos ignorantes que caminamos errantes por los abismos cósmicos del espacio. Si me lo quisiera imaginar utilizando este pensamiento limitado por las dimensiones sería como una especie de implosión dentro del seno de María, sería como una melodía jamás escuchada, ni escrita, ni interpretada.

Los planetas detienen en ese mismo instante su órbita y vibran al unísono sintiendo la maravillosa magia de la Creación. Las estrellas bailan al son de esa melodía y los soles de todas las galaxias brillarían aún más enviando sus llamaradas solares hacia el centro del infinito. En ese exacto momento en que ÉL es Concebido para manifestarse, nuestras almas se prepararon para ser testigos de la expresión omnicreante del Monarca.

Ningún milagro jamás expresado en este plano, ninguna señal que podría devenir igualaría jamás la explosión de la materia que se produce invisiblemente cuando una Revelación desciende del Cielo e ilumina nuestras almas. Dejamos de buscar a tientas en todos los rincones del planeta algo que alimente nuestra morbosidad mística y abrimos nuestros ojos a la plenitud exultante de la Verdad.

Los dioses y sus argumentos quedan relegados a una simple elección nuestra, le damos vida o los matamos para siempre.

La Verdad y la Justicia que vibra en nuestros corazones se transforma en el detector fiel de la mentira y el engaño. Las lágrimas regadas cuando aprendemos en nuestra piel estos conceptos hacen germinar las semillas depositadas en nuestras almas cuando fuimos UNO... mucho antes de separarnos para hacer nuestro camino cósmico.

La impronta incrustada en nuestras almas cuando fuimos creados debe salir afuera, debe manifestarse frente a nosotros y debemos volver a abrazarla.

Aceptar la materia significa continuar viviendo como hasta ahora, servir un dios que no es nuestro dios, confundir las burdas palabras rosas de la new age con La Verdad Omnicreante. Vivir emociones ilusas, que simplemente son agradables a nuestra psiquis y sentir falsamente que estamos realizados y que comprendemos el universo entero.

Pero abrazar La Verdad y Servir a Nuestro Dios significa que las palabras se pierden en el infinito de tus pensamientos, que no le puedes dar orden ni expresión porque la Verdad no puede ser contenida en este cuerpo denso, ésta se manifiesta por intuición y se escapa nuevamente una y otra vez, explota en tu plexo, la hueles pero parece que tuviera muchos perfumes, la sientes pero no es una sensación experimentada hasta ahora, la percibes, sabes que ahí está pero no la puedes atrapar y te dejas llevar. Te aferras, te atrapa Ella a vos y por un momento tienes miedo pero luego la sientes adentro, está dentro de vos, está luchando por salir y manifestarse y saltas al vacío y dejas que Ella se apodere de Vos y juegas en el infinito como si fueras un niño, porque vivir la Verdad es volver a nacer.

“Yo Soy el Camino, La Verdad y La Vida y nadie va al Padre sino es a través mío”

¿Cómo podríamos ir al Padre si no fuéramos parte de Él? ¿Cómo podríamos seguir el camino si Él antes no lo hubiera trazado para nosotros? ¿Cómo podremos vivir la Verdad si nos aferramos a conceptos que deben sonar lógicos, cuando la inmensidad carece absolutamente de lógica humana?

Es tan claro y absoluto cuando dejamos que la eternidad tome su lugar y nos lleve. El concepto de reencarnación se vuelve tan básico, tan mínimo cuando verdaderamente concebimos que somos eternos, que evolucionamos continuamente, que seremos estrellas, planetas, que crearemos vida, que soplaremos luz solar sobre pequeños planetas en formación y que hacia allí vamos irremediablemente. Vamos a ser Soles, dioses, creadores, hijos, hermanos, padres y que antes fuimos, agua, roca, hierba, que somos todo lo que vemos y lo que aún no podemos percibir.

Nuestra visión se expande al infinito cuando dejamos de ver lo micro y poco a poco comenzamos a experimentar lo macro. Cuando aplicamos la Ley Divina a todas las cosas, cuando verdaderamente somos libres de vivir el arriba y el abajo.

Qué regalo más grande nos ha sido confiado, llave eterna y sublime que se expresa desde el espacio del no tiempo y del principio y el fin.

12 He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra. 13Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. 14Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad... (Apocalipsis Cap. 22).

Bienaventurados aquellos a los que se nos ha permitido ver y escuchar, pero que si no sentimos es como que no oímos ni miramos. ¿Como podemos experimentar el infinito y su eternidad si tenemos ansias de vivir el mundo, si tenemos miedo a perder cualquier cosa, si vivimos pensando que poseemos a las personas?  ¿Cómo podemos seguir siendo los mismos cuando se nos ha Revelado La Verdad, la única Verdad y hemos reconocido a Nuestro Dios, El Único Dios?

Campanillas de colores están sonando en el espacio para provocar que las sigamos, el perfume de la Vida nos embriaga y tomamos el vuelo que nos lleva a cualquier parte porque en cualquier parte Él está. Somos obreros del camino, forjadores de historias, soldados del Cristo y nuestras armas son el conocimiento cabal de la eternidad, el sentido de la Justicia y el Amor por la creación. El Verbo es nuestra pólvora, que cuando dispara impregna el aire de su fuerte aroma. El sacrificio es la consigna, no salir ilesos es la meta, no preservar nuestra existencia humana bajo todas sus formas materiales es el camino, no permanecer de rodillas es imprescindible, estar unidos y continuar la batalla aún cuando parece perdida es un honor, renunciar a todo y abrazar la eternidad es el fruto de vivir la filosofía cósmica, Su Manifestación al mundo y Su Justicia es Evolución infinita y Única.

SeguirLo es ser Él.

AdorarLo es imitarLo.

AmarLo es realizarLo