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madonina100Por Francesca Panfili
Durante los días del 15 y 16 de Agosto, recibimos infinitas imágenes. En nuestras almas quedaron impresas grandes iniciaciones. Fuimos bendecidos y bautizados por el agua de la vida que cayó copiosamente sobre el cuerpo de un Hombre que lleva los Signos de Cristo y que con su amor y su verbo redime y llama a las almas sedientas de Gracia y de Enseñanzas, almas que a menudo son inadaptadas y locas a los ojos de un mundo perverso e infame. La potencia de los Espíritus Elementales aceptó su plegaria de amor.

Agua, luz, un largo diálogo enamorado y estático con la Madre Celeste, detuvieron el tiempo. Aún ahora mi corazón está allí mientras que mi alma intenta metabolizar estos instantes de rara hermosura y gracia que el Padre nos regaló.

Hermana agua, deja de regar el rostro de este Hombre, de este Ser cuya patria es el cosmos, cuya música está representada por la armonía de las esferas que danzan en los inmensos espacios del universo.

El milagro se repite. En mi mente hay imágenes de un antiguo bautismo, un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados (Lucas 3:3), una iniciación para nuestros espíritus niños. Imágenes que me hacen revivir la gran lluvia de Fátima, antes de la aparición de la Madre Santísima.

Cuando uno está a Su lado se da cuenta de que todo es posible. Nuestras miserias quedan sublimadas por Su mirada que, como un rayo luminoso, purifica nuestros espíritus y nos exorciza. Esta es otra cosa a la que se asiste al estar en Su presencia.

Mientras tanto, de fondo, se escucha la música compuesta por Paramhansa Yogananda que sella estos instantes de eternidad y nuevas imágenes se manifiestan ante mis ojos. En ese momento quisiera danzar para rendir gloria a Cristo en un éxtasis de contemplación divina. En ese momento me doy cuenta de que no podría estar en otro lugar.

¡Cristo nos ha llamado! ¡Hermanos, Cristo nos ha llamado!

No puedo creerlo. No me siento digna de esta llamada. Sin embargo si estoy allí significa que Él ha pensado en mí. ¡Al menos una vez Él ha pensado en mi y esta alegría sería suficiente como para ser eternamente feliz!

El hecho de poder estar en los pensamientos del Maestro Cósmico es algo que me emociona mucho.

Tengo la esperanza de volver a verte, oh Señor. Tengo la esperanza, si Tú piensas en mí y me cuidas con Tu dulce amor. Esto me impulsa a seguir viviendo en este mundo de zombies y asesinos, a querer servirte de la mejor forma, ofreciéndome por completo.

Más tarde otro símbolo aparece frente a nuestros ojos. Son los niños. Son los niños olvidados por el mundo, los pequeños pedazos del corazón de Cristo que vagabundean por las infernales calles de metrópolis sedientas de sangre y de muerte. Son nuestros niños de Asunción, los pequeños ángeles que se han convertido en hombres y mujeres con ojos intensos que te quitan la respiración. Los pequeños amores de mi corazón a quienes jamás podré olvidar. Los Cristos del Tercer Milenio ávidos de amor y de atención que te sorprenden con sus actitudes y que luchan por sobrevivir. Estos niños y estos jóvenes a los que que intentamos ayudar y aliviar para ayudarnos y aliviarnos a nosotros mismos del peso de una existencia que de todos modos tiene que continuar en un sistema degenerado como el nuestro. Ayudarlos a ellos es ayudarnos a nosotros mismos porque de ellos es el Reino de Dios. Tocarlos e ir a ver sus lugares de desesperación e infierno es recibir la bendición de Cristo que nos habla de Si mismo cuando los abrazamos. No se trata de benevolencia, no se trata de limpiar nuestra conciencia para sentirnos más ligeros antes de ir a dormir y para así afrontar una nueva noche. Se trata de comprender que realmente lo que creemos estar haciendo por ellos es lo que en realidad estamos haciendo por nosotros mismos.

Pienso en mi ego que estorba y con el que cotidianamente me toca luchar. A veces creo que sería más fácil apagar la mente y dejar que el corazón respire. Dios Mío, te ruego, quita los velos que oprimen a mi corazón y permíteme transformar toda emoción en intuición y acción a favor del proyecto que has preparado para mi espíritu. Ayúdame a vivir en esa libertad que nos enseñan los últimos del mundo, pero los primeros en el Reino de los Cielos, la libertad de quienes no poseen nada en la materia, pero que poseen grandes joyas y dones en el espíritu.

La comunión de las almas se da al compartir el pan de la vida con los hermanos y con todos los seres que adoran alimentarse de Tu sangre y de Tu cuerpo.

Me pregunto ¿cómo viven nuestros hermanos del cosmos? ¿Cuánto amor reina en sus planetas, cuál es el espíritu que los lleva a realizar viajes interestelares y cuán emocionante debe ser poder viajar en el cosmos para conocer nuevos mundos, para surcar los lugares más recónditos del espacio, para observar los majestuosos colores, las albas, los atardeceres, las diferentes velocidades del transcurrir del tiempo, los indescriptibles perfumes y los curiosos aromas, el crecimiento de una naturaleza diferente a la que podría imaginar? ¿Quién sabe cómo será conocer a los Señores de la Dulce Mirada, a estos Sabios que actúan segun los valores y las reglas planteados por Inteligencias Superiores? Y ¿quién sabe cómo será para ellos percibir la Crística Conciencia sin filtros ni barreras, sin imágenes ni instrumentos, vivir constantemente la naturaleza trascendente e inmanente de Dios que se convierte en manifestación continua, en fuerza generadora que se expande frente a los ojos y adentro de las mentes y de los corazones de estos seres especiales? ¿Cómo será para ellos sentir a Dios? Para ellos que lo viven y que lo han internalizado plenamente en sus corazones...

Cuánto querría estrecharles la mano. Cuánto querría abrazarlos y ser acariciada por su sabiduría, por su potencia transmitida por una sonrisa colmada de majestuosidad espiritual, en plena sintonía con el Todo. Me doy cuenta de cuántos miedos y de cuántas debilidades tengo y de cuánto me cuesta abandonar el viejo yo para convertirme en una mujer nueva con las características y las prerrogativas para pertenecer a la Confederacion Interestelar y para colaborar con estos Seres Superiores.  

Cuando te toca ser testigo activo de lo extraordinario y de lo Eterno, así sea el batido de alas de una mariposa que se te posa en la mano asume un sentido que hay que descubrir y una enseñanza que hay que aprender. El milagro y lo extraordinario se viven con naturalidad y sobriedad por parte de seres especiales como Giorgio. La naturaleza de Dios queda revelada con el Antiguo Fervor que nos ha llevado a la búsqueda del Padre en cada una de sus sagradas manifestaciones.

La perfección de Dios reside en la imperfección relacionada con la libertad que le ha concedido al hombre. Nosotros, los pequeños niños de la Ciencia del Espíritu, perennemente en busca de la perfección, tenemos que comprender que la naturaleza divina no puede ser adscrita a las categorías del sentimiento humano. El Padre experimenta a través nuestro, de los seres creados, de las criaturas generadas por la Mente Omnicreante que nos permite experimentar y evolucionar, siguiendo con este movimiento ascendente y vertical que se sustancia al mismo tiempo incluso horizontalmente en la vida material a través de nuestras acciones.

Padre hazme comprender e internalizar la Verdad que nos has hecho conocer.

Así como el sol ilumina a todas las criaturas de la tierra, justos e injustos, amantes de la vida y amantes de la muerte, así como el amor de Cristo y la Redención son ofrecidos a todo hombre porque incluso antes de haber sido creados ya habíamos sido imaginados por la Mente Progenitora. Así como el hombre que lleva consigo estos valores cósmicos puede elegir si resucitar del letargo del materialismo y de la muerte del espíritu. Y cuando un gran pecador decide dejarse iluminar por la Luz de Cristo es cuando el alba del Nuevo Reino parece percibirse en el horizonte.

Cuando el hombre comprenda que ha sido creado por el Espíritu Santo, por el Eternamente Presente y Siempre Manifiesto, el ser humano podrá finalmente sublimar su esencia sin anteponerse a Aquel que era, que es y que será. Podrá finalmente comprender su rol, comprender que su meta es el Padre y que incluso cuando se convierta en un ser capaz de generar mundos y dimensiones, su espíritu y sus acciones siempre quedarán sometidas a las Leyes de la creación y del Todo. Esta es la íntima naturaleza del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que, por ahora, nos ha sido permitido poder conocer.

Ahora nos toca a nosotros poder entender todo esto, captar la esencia y los matices; ahora le toca a nuestros corazones mantener un júbilo tan grande de armonía y libertad; a nuestros espíritus comprender y descubrir el misterio de la vida que poco a poco nos va siendo mostrado y revelado.

Que este tiempo de revelación que nos ha sido concedido a nosotros, a las almas en busca de la Verdad Única y del Crístico Amor que representa esta Verdad, sea fecundo, rico de acción y de conscientes iluminaciones que puedan penetrarnos interiormente, plasmar nuestra humana personalidad y permanecer siempre como equipaje de un largo viaje hacia el camino del regreso a Dios. De Él venimos y a Él volveremos y así en Eterno al seguir ascendiendo hasta metas que, por ahora, son inimaginables y hasta dinamismos superiores. Que este camino sea rico de intuiciones, de testimonio, de profundidad interior, de manifestaciones y señales que nos guíen en el ascenso.

Por momentos me parece percibir este tiempo cósmico, quizás un segundo del tiempo de Dios, quizás un único instante de Su pensamiento y al mismo tiempo una etenidad para nosotros, que aún hoy no tomamos conciencia de este viaje, de este movimiento del Padre al Padre, del Todo al Todo en el Todo, de los sentimientos de Dios que se distinguen de los de los hombres a pesar de que los humanos sean un alimento evolutivo suyo.

Que esta nuestra experiencia en esta vida y dimensión momentánea sea fructífera, queridos hermanos, que sea rica de conciencia y conocimiento.

Este hecho de alejarse del Amado para luego regresar a Él intentando no perder ni por un instante el escalofrío del enamoramiento y la pasión de los amantes, es como una ola del mar. Querría imprimir en mi interior este sonido como cuando se escucha una caracola para que pueda recordar por siempre de dónde vengo y hacia dónde voy, tener en el corazón el movimiento del Todo y el paso de Su tiempo.

Gracias Madre Santísima por la Señal de las Señales que camina por los caminos del mundo y que nos guía con su amor, con su valor y con su sabiduría, permitiéndonos comprender que Cristo está aquí en medio de nosotros, que el Verbo es Vida, Su Vida que se manifiesta ante nosotros, que Cristo está por regresar y que nosotros tenemos que tratar de preparar Su Retorno a la Tierra, permaneciendo siempre alertas y listos.

Gracias Madre Santísima por haberme hecho conocer a Giorgio, por haber escuchado las plegarias que pronunciaba siendo una niña, cuando te decía que quería conocer el amor de Jesús, mientras que por las noches mis padres dormían yo tenía miedo de la oscuridad, de la oscuridad del alma y te pedía ayuda.

Gracias Giorgio porque nos has dicho que entre nosotros y nuestros hermanos del cielo a los que amo tanto, lo que nos une es el amor, el sentimiento que reune y que nos permite comprender un poco de su extraordinaria vida y de su servicio. Evolucionamos por amor y gracias al amor que damos. Cada accion de la que somos testigos es una pieza más hacia nuestra evolución. La evolución del hermano es nuestra evolución. La evolución del hermano es la evolución. Cada regalo del hermano es un regalo de todos porque esto significa ser una familia cósmica.  

Ave Maria purísima

Francesca

16 de Agosto de 2015