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Gesù-in-sinagogaPor Daniel Amaral

Como dice nuestro querido amigo Giorgio, que grita en el desierto del asfalto de este mundo hipócrita de hoy: “Decid Sí, Sí, No, No”.  Él nos transmitió que Cristo así le dijo: “Decid Sí, Sí, No, No.”

Entonces, ¿qué Navidad 2014 festejamos? ¿La Navidad de las compras en los shopping, la navidad del consumismo desenfrenado, donde las mesas se llenan de comida y alcohol y se tiran miles de fuegos de artificio, mientras en este mismo mundo, millones y millones de niños, hombres y mujeres  mueren  de hambre?

¿Cuál Navidad  festejamos? En la que por un lado hay guerras en curso y otras por estallar y por otro lado de manera casi mágica nos quieren mostrar que países  como Cuba y EEUU van a ser los nuevos amigos de este mundo y que el Papa Francisco junto al Estado Vaticano han tenido una incidencia importante en este suceso.

¡Cuidado con esta Navidad!, que de golpe no pensemos que estamos entrando en una nueva dimensión de “paz y amor”, porque nos podemos llevar una gran sorpresa. ¿El Papa Francisco está dispuesto a decir en la Plaza de San Pedro, o en cualquier otra plaza del mundo: Sí, Sí, No, No?

La Navidad es el día en que se conmemora el nacimiento de Jesús Cristo, por ende es a partir de hoy y de todos los días por venir, en donde su Santidad debería decir  y actuar en consecuencia para que se investigue el cien por ciento a la banca vaticana y se saque todo el dinero sucio. Si el Papa hace así entonces todos podremos creer que algo se está cambiando en el Vaticano.

Que mañana mismo diga, “Yo no quiero a la mafia”, pero que lo diga con mucha fuerza y exhorte en público mientras millones y millones lo ven, pidiéndole al estado italiano que no dejen que asesinen al fiscal Nino Di Matteo. Si hace así nos demostrará a todos que de verdad quiere un mundo más justo, un mundo mejor.

Ahora, si él deja que su orden jesuítica siga siendo multimillonaria en todo el mundo y que el Opus Dei galope libremente por los pasillos de las catedrales y del mismo Estado Vaticano, no va a ser suficiente tener el nombre Francisco, que por cierto nos recuerda a un ser que supo caminar por este mundo casi desnudo y que dio su vida por los más necesitados.

Cristo nos enseña a ser consecuentes, a esforzarnos, a decidirnos, a decir Sí, Sí, No, No. O “somos en Él”, o “no somos en Él”, no tenemos un camino del medio, por el cual caminar y decir hoy no hago, mañana no sé, pasado, tal vez.

Por eso, cuando el ejército de Israel deje definitivamente de castigar al pueblo palestino, cuando de verdad se replieguen y pidan perdón por el genocidio que ellos les han causado hasta hoy, cuando dejen de molestar a Irán por su programa nuclear, e Israel le diga al mundo que se deshace de las armas nucleares que tienen, entonces sí podremos empezar a ver la paz en este mundo.

Mientras eso no suceda, cuidado con las “falsas promesas”, cuidado con los “lobos que se disfrazan de cordero”, cuidado con los que traicionan la verdad o la cambian para beneficio propio, ¡cuidado!, ¡cuidado!

Lo que tenemos que tener presente es que Cristo es el camino, la verdad y la vida. Sólo a través de Él podremos llegar a un reino de paz. Pero para eso tenemos  que esperar su Segunda Venida con las manos “pegadas al arado” y con los ojos bien abiertos, mirando siempre hacia el horizonte.

¿Qué Navidad festejamos?

Festejamos que en el mundo hay hermanos y amigos en Cristo, capaces de dar la vida por las causas justas. Esto sí lo festejamos, esto sí nos da la fuerza para seguir adelante y ser verdaderos hermanos en Cristo, dispuestos a decir Sí, Sí, No, No.

Daniel Amaral.

Montevideo, 25 de diciembre, 1.00 horas.