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LiciaeSonia100Por Licia De Prà
Éste es mi testimonio acerca de un acontecimiento que me ha hecho reflexionar sobre las palabras, renuncia y humildad.
RENUNCIA…
El 7 de julio de 2012, tendría que haber ido a una reunión con Giorgio Bongiovanni, junto a los hermanos Salvatore Bova, Paola Ragno y la pequeña Lucilla, del Arca Miriam de Turín, pero un luto inminente impidió mi viaje. A pesar de todos los preparativos para este encuentro, mi presencia era necesaria aquí en Stella San Giovanni donde vivo. Entonces saludé a mi hijo Stefano, a Salvatore y a Danila, con la promesa que sería en otra ocasión. TENÍA MUCHAS GANAS DE HACER ESTE VIAJE…
Luego llegó finalmente el día tan esperado... el 14 de agosto, una vez que todos cumplimos con nuestros turnos de trabajo nos encontramos con Salvatore, Paola y la pequeña Lucilla, todos listos para viajar... al fin tengo la posibilidad de conocer a Giorgio Bongiovanni, de quien me habría hablado hace tiempo mi padre espiritual Luciano Bajardi de San Giusto Canavese, donde incluso  Eugenio Siragusa atravesó el umbral del cenáculo San Francisco en los años ‘60.
Partimos, pero con un poco de tristeza en el corazón debido al reproche y a la negación de compartir este viaje por parte de mi compañero Flavio, que no quiso aceptar que yo me fuera, a pesar de contar con todas las garantías. Igualmente salí con la determinación de aquel que quiere llegar, pero con la pena de no poder compartir esta hermosa experiencia. Viajé con mis hijos Stefano y Miriam a conocer de cerca a “aquel que grita en el desierto”, ésto era lo importante. Llegamos a la noche tarde a Sant'Elpidio a Mare y fuimos recibidos con un abrazo fraternal por todos los presentes. Por fin las voces tomaban un rostro, Sonia Alea, Mara, María José... inmediatamente me sorprendió la sintonía que se creó entre Miriam y Sonia Alea. Me sentía como en un remolino y finalmente mi espíritu había encontrado almas ya conocidas, pero lo lindo todavía estaba por venir.

Al día siguiente, 15 de agosto, por la tarde estaba prevista la reunión con Giorgio Bongiovanni. Pero un malestar suyo provocó un retraso en su presencia. Entonces mientras esperábamos tuvimos la oportunidad de conocer a otros hermanos llegados de todas partes de Italia. Cuando por fin a la noche vimos las luces del coche entrando por el portón nos quedamos sin palabras, se formaron dos alas de personas para dar lugar a Giorgio que había detenido la marcha precisamente en medio de nosotros.

HUMILDAD...

Muchas veces había imaginado ese encuentro, convencida de que me reconocería... tenía que saber quien soy. Si ¿Quién soy? Soy aquella que desde pequeña sentía la palabra del Maestro Jesús.
Giorgio saluda y abraza a todos. He aquí, ahora es mi momento... un saludo, un abrazo y frente a  Miriam dice: “¡yo ya te conozco!” Palabras impresas en su mente que empiezan a diluirse... parece en éxtasis... Miriam me dice “mamá, ha dicho que me conoce”… “pero como hace, yo no hice nada”.
Empiezo a intuirlo, cuando Giorgio se sienta y saluda a los presentes (realmente muchos) lee la traducción de la pieza de Ray Charles “A song for you”. Que hermosa canción, pero parece dedicada a una persona amada... pero puede ser para cada uno de nosotros.
Miriam empieza a sollozar entre los brazos de Sonia. Giorgio se levanta y viene hacia nosotros... y la toma y la abraza! Ella sigue en un estado de llanto liberador e irrefrenable. ¡Ahora por fin entiendo!… ¡es por Miriam que estamos aquí! Estoy en medio de mis hijos siendo testigo de un pasaje del Evangelio… agacho la cabeza y pido perdón por mi presunción.  
Emprendí el viaje llena de expectativas y regresé con una certeza, el Maestro Jesús va adonde es necesario despertar las almas. La voz del Maestro yo la había sentido a su tiempo, ahora le tocaba a mi hija Miriam.
Miro conmovida esta escena y agradezco al cielo por haberme hecho partícipe de este acontecimiento extraordinario.

Un abrazo a todos los hermanos y hermanas de todas las arcas, incluso a  las más lejanas.

Licia De Prà
(Stella San Giovanni - SV)
08 de Octubre de 2012


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