De Paolo Di PrimaJesucristo fue el hombre que unía los contrastes. Ha muerto en la cruz perdonando a la humanidad, ha probado la gloria del anonimato, ha sorprendido a todos con sus acciones. Ha reunido a todos en una alianza y al mismo tiempo ha permitido la libertad. Nunca veremos una prueba de amor más grande: alguien, por nosotros, que muere en la cruz.
Solo Él, el Maestro y Señor
Solo Él, Cristo Jesús
Pascua es liberación, amor y renovación de la fe en Nuestro Señor. Nos entregó su vida, demostrando su inmenso amor. Sí, murió por nosotros, pero en la gloria ha resucitado
Su pasaje fue tan veloz en la tierra que cada día nos hace darnos cuenta que nuestra permanencia aquí en este mundo es muy veloz y si no ponemos en práctica sus enseñanzas, los minutos, los segundos y las horas que respiramos no servirán para nada.
Amar a Cristo sobre todas las cosas es vital. Es como el aire que respiramos. Llenémonos de amor en Jesús para continuar nuestra misión y compartamos el pan con nuestro hermano. Podemos tenerlo todo; casa, auto, ropa, comida y familia pero si no tenemos fe, el vacío se instalará en el alma. Somos un soplo de vida y solo Dios a través de su hijo Jesús ha devuelto vida a la vida. Todo lo podemos hacer a través de Aquel que nos fortalece y Aquel que nos fortalece es Jesús.
No podemos permitir que las atrocidades de la vida cambien la forma en que afrontamos los obstáculos cotidianos. De nada sirve querer transformar el mundo si no somos capaces de transformarnos a nosotros mismos.
Perpetuemos juntos el amor, intentemos amar empezando a amarnos a nosotros mismos. Esta Pascua, intentemos contagiar a la gente que todo todavía puede ser diferente y lo será. Ser una semilla que esparce amor y bondad en el corazón de los demás, para que pueda germinar la paz, la tolerancia, el respeto, la esperanza y todos los buenos sentimientos. El amor es la fuerza más grande que rige el Universo, por eso, es capaz de transformar hasta las hojas más secas en un soplo de vida.
No somos sólo un cuerpo que respira y avanza como una máquina día tras día, sino que somos parte del Espíritu Santo que, gracias al alma, encuentra el justo equilibrio para vestir un cuerpo que, en la ilusión de la separación, debe reencontrar su sacralidad.
Paolo Di Prima
26 de Marzo de 2024
