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testa sito 2024 ESP
cristo spezza il pane200de Marco Marsili

Crónica de una pequeña aventura.

13 de marzo de 2024, por la tarde. Estoy buscando en la web algunas imágenes para un próximo libro, cuando me llama la atención una fotografía en blanco y negro que retrata a Jesús en el acto de partir el pan.


Intento encontrar la misma foto en color pero, después de varias tentativas fallidas, está claro que en la web sólo se puede encontrar la imagen en blanco y negro. “Poco importa - pienso - encontraré otra imagen para mi libro”, y vuelvo a escribir.

Sin embargo, después de unos veinte minutos, la foto sigue volviendo a mi mente... Un par de horas después no puedo pensar en otra cosa, no puedo deshacerme de ella, no puedo evitar pensar en esa foto. Entonces entiendo que una "voluntad superior" me está instando a continuar la búsqueda.cristo spezza il pane
Son muchos los episodios en los que he tenido experiencias similares: cuando un pensamiento preciso "me persigue", advierto la presencia de una voluntad mayor que la mía. No me resulta difícil entender que se trata de una "voluntad externa", porque es mucho más fuerte que mi voluntad y es capaz de impulsar mis pensamientos en una dirección que yo no tomaría voluntariamente.
Esta voluntad externa no es opresiva, no obstante, es capaz de involucrarme profundamente, y me infunde interés por una cierta cosa, es decir, me hace entusiasmar con esa cosa determinada, con ese pensamiento persistente que me es imposible ignorar.
¿Inconsciente? ¿Subconsciente? ¿Superconsciente? No lo sé. Pero sé que para nuestros “amigos invisibles” inculcar estas inspiraciones es un juego de niños. Por otra parte, yo mismo les he dado consentimiento para hacer esto y más. Y de hecho, cada vez que esto sucede, me encuentro viviendo pequeñas-grandes aventuras con finales felices que también benefician a los demás.

Buscando información en el catálogo general del patrimonio cultural, descubro que la obra en cuestión es una pintura (óleo sobre lienzo) de 1735 llamada "Cristo parte el pan", obra de poca fama atribuida a un tal Stanislao Bartolini que se encuentra en una institución religiosa católica en Monte Compatri, Roma.

El círculo se estrecha, pero una búsqueda adicional de la ubicación exacta de la pintura termina en nada. Al anochecer, renuncio a la empresa.

Esa noche, sin embargo, la pintura vuelve a mi mente con tanta obstinación que me quita el sueño. Así que a la mañana siguiente me convencí de ir personalmente al Monte Compatri, que está a dos horas y media por carretera. Como estoy muy ocupado, antes de irme hago un último intento pidiendo ayuda a mis amigos de Facebook.

Al poco tiempo recibo algunos mensajes que me dan esperanza, varias personas se pusieron a disposición para ayudarme y también se comunicaron conmigo por privado brindándome informaciones útiles.

Belén, una amiga que vive en la zona, me hace saber que en Monte Compatri se encuentra el Centro Espiritual "Casa San Silvestro", y se pone a disposición para ir allí en persona: este Centro Espiritual podría ser precisamente esa entidad religiosa católica a la que hace referencia el catálogo de los bienes culturales.

Mientras tanto escribo un correo electrónico y un SMS a este Centro y luego vuelvo a trabajar en el libro. A la espera de una respuesta, pospongo unas horas mi eventual partida.

El punto de inflexión llegó por la tarde, más o menos a la misma hora en que el día anterior había encontrado la imagen cuya búsqueda había movilizado a decenas de personas. Paco, un chico simpático con el que me hice amigo hace unos años, había leído mi mensaje en Facebook.

Por su propia iniciativa, se puso en contacto con la iglesia de San Silvestre en Monte Compatri y se dirigió al lugar. La historia es increíble. Paco logra hablar con un responsable del Centro que dice que no sabe nada: la pintura no está allí, de hecho, ni siquiera se menciona en sus catálogos y en las guías turísticas.

En ese momento Paco está a punto de darse por vencido, pero internamente siente que debe insistir. A pesar de las reticencias del responsable del lugar, Paco pide que lo acompañen a la Galería de Arte San Silvestro.

Entonces, después de unos minutos los dos se encuentran cara a cara ¡con la antigua pintura de Cristo partiendo el pan! El descubrimiento supone también una gran sorpresa para el responsable del Centro, que asegura que próximamente actualizará los catálogos y guías añadiéndoles la obra.

Así termina esta pequeña aventura. Por primera vez en la historia, a partir de ahora la imagen en color de este cuadro estará disponible para todos. Puede parecer una cosa de nada para nosotros que somos cenizas y tenemos una mentalidad cerrada en el tiempo y el espacio, pero si el Cielo con tanta insistencia ha querido visibilizar este cuadro en tan breve tiempo, hay seguramente una razón, aunque nosotros no la veamos.
cristo spezza il pane1Cristo corta el pan, oleo sobre tela. Stanislao Bartolini, 1735
Pinacoteca San Silvestro, Monte Compatri, Roma.

En la dimensión material en la que vivimos, los Seres Solares también se manifiestan a través de imágenes, porque la imagen, como la música, transmite "energía astral", energía psíquica que trasciende las limitaciones de la mente racional.
La imagen pasa por alto la pequeñez de la lógica terrenal y se comunica directamente con nuestro corazón. Por lo tanto, las imágenes, si se contemplan sin juzgar, pueden transmitir impulsos espirituales transformadores, pueden promover el despertar de la inteligencia y despertar la comprensión intuitiva de las verdades eternas. Esto también lo enseñó Eugenio Siragusa.
No es casualidad que en la historia los Seres espirituales hayan inspirado a tantos artistas y manifestado tantas imágenes milagrosas. Por ejemplo, las imágenes achiropita “no realizadas por mano humana", presentes en todas las religiones del mundo, como el rostro santo de Jesús impreso en el velo de la Verónica, la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe, la Virgen de Valverde, etc. y, obviamente una sobre todas, El Santo Sudario.

Sin olvidar las imágenes producidas por petición explícita de Jesús y la Virgen, como el Jesús de la Divina Misericordia o la imagen de la Reina de todos los Pueblos, o la famosa Medalla Milagrosa. Por nuestra parte, sería una tontería y un tanto arrogante pensar que estas maravillas están reservadas a la llamada "devoción popular de las personas simples".

Si Dios hace estas cosas maravillosas, ¿quiénes somos nosotros para desacreditar su valor? Más bien deberíamos esforzarnos por darnos cuenta de la enorme importancia del papel que estos objetos tienen con respecto a la humanidad.
En el caso concreto de nuestra pintura, el artista utilizó una iconografía sencilla y clásica. Jesús parte el pan, símbolo del alimento espiritual que nos ofrece a todos con su sacrificio.
La actitud extática del Mesías muestra la mirada dirigida hacia lo alto, hacia el ojo espiritual, mientras realiza el gesto eterno que es el emblema de su pasión salvífica. El sagrado corazón es enorme, es el corazón del Sol Creador, el Logos Solar como principio del amor incondicional y de la Ley que gobierna la vida.

La mayoría de las imágenes donde Jesús es retratado en actitud extática muestran a Jesús en poses “lánguidas”, muy dinámicas para acentuar la sensación de trascendencia y arrobamiento espiritual.

Esta pintura, en cambio, es una de esas (relativamente raras) donde la actitud extática de Jesús es muy compuesta, “mixta”, plenamente presente y al mismo tiempo plenamente "en otro lugar", tanto que el Mesías parece insinuar una sonrisa donde se puede percibir una reverberación de su infinita conciencia.

El conoce el sacrificio que deberá afrontar, pero es consciente de su propia eternidad. Y en esa situación establece la Comunión fraterna, símbolo supremo de salvación, supremo ejemplo de amor y suprema promesa de la humanidad futura.
Esta pintura recuerda una imagen que el príncipe Pietro-Durante Absu Ismaily Swandy regaló a Giorgio Bongiovanni el 23 de diciembre de 1989, unos tres meses y medio después de su estigmatización. También aquí Jesús está en éxtasis con la mirada hacia arriba, dirigida hacia el ojo espiritual, también aquí su postura es compuesta, -mixta- y también aquí el sagrado corazón emana rayos de luz.cristo durante

Jesús en éxtasis. Imagen entregada por “Gino-Durante” a Giorgio Bongiovanni el 23 de diciembre de 1989

Esta pequeña aventura ha puesto en colaboración a varias personas que viven alejadas unas de otras y que rara vez se encuentran en persona. También esta unión desinteresada y puramente altruista es un hermoso signo de fraternidad.

Mientras la búsqueda de la pintura estaba en curso, intentaba escribir un texto de profundización sobre algunas frases que Jesucristo pronuncia para identificarse como la encarnación del Logos Solar de la Inteligencia Omnipresente:

• Yo soy el pan de la vida; quien viene a mí ya no tendrá hambre y quien cree en mí no tendrá sed". (Jn 6,35)

“Yo soy el pan de vida” (Juan 6,48)

• Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no habrá vida en vosotros.

• El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre en mi permanece y yo en él. Como el Padre, que tiene la vida, me ha enviado y yo vivo por el Padre, así también el que come de mí vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron. El que come este pan vivirá en eterno". (Jn 6,51-58)

* * *
Le pedí a Giorgio que me explicara estos conceptos. Adoniesis respondió instantáneamente. Giorgio mismo se sorprendió por la rapidez de la respuesta: "Increíble, parecía que Adoniesis te estaba esperando".
Lo que he entendido es lo siguiente:

Gv 6,33 - Gv 6,35 - Gv 6,51:

"el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo": es el pan espiritual, es decir, el conocimiento de la Verdad cósmica, el Logos encarnado en Jesucristo y manifestado en sus obras.


«Yo soy el pan de vida; quien viene a mí, ya no tendrá hambre y quien cree en mí, ya no tendrá sed": quien realiza el conocimiento de la Verdad encuentra la clave de la evolución y extingue el karma. "Creer" en Cristo significa realizar las obras de Cristo, es decir, demostrar amor incondicional y ser Justo.

«Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente": el Logos Solar encarnado en Jesús, es la expresión humana de la Verdad cósmica. Quien se nutre de este alimento espiritual (conocimiento cósmico) se vuelve inmortal porque se proyecta a dimensiones superiores donde tiene conciencia de que la muerte no existe. La "vida eterna" no es sólo la victoria sobre la muerte física, sino también la adquisición del recuerdo de todas las encarnaciones pasadas y la visión del futuro.


«El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo»: El sacrificio de Jesús es el emblema del amor incondicional, que demuestra su identidad divina e indica a todos, el camino hacia la cristificación.
Gv 6,53-55:

“Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no habrá vida en vosotros”: Jesús encarna la Verdad cósmica. Quien no se nutre de este alimento espiritual o quien no conoce la Verdad y no actúa según las enseñanzas Crísticas, está en distonía con el Logos Solar dador de vida y está espiritualmente muerto como "los muertos que entierran a sus muertos".

(Mt 8,22. Lc 9,60)

(Gv 6,56-58)

«Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida": quien se nutre del alimento espiritual del conocimiento se encamina hacia la inmortalidad (dimensión superior) y se prepara para ser llamado por Cristo en el último día, en el período de paso dimensional o nueva Era. Jesús es verdadero alimento y verdadera bebida porque, a diferencia del alimento material, la Verdad es eterna e inmutable.
(Jn 6,56-58)

«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Como el Padre, que tiene la vida, me envió y yo vivo por el Padre, así también el que come de mí vivirá por mí"

Quien realiza el conocimiento de la Verdad cósmica se vuelve uno con Cristo y por lo tanto con el Padre que es el autor de la vida. Este proceso de identificación con el Logos Solar se define como Cristificación (Unción), donde el espíritu entra en comunión con las dimensiones solares y participa de sus cualidades divinas.

«Este es el pan que descendió del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron. El que come este pan vivirá para siempre":
los padres comieron el maná en el desierto, alimento material que no confiere evolución ni inmortalidad, atributos que se adquieren sólo nutriéndose del alimento espiritual del conocimiento, hasta la realización de la Verdad que conduce a la Cristificación.

Con amor
Marco Marsili

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