Despues de un saludo inicial, Marco tomó la palabra, presentando la asociación y sus actividades y relatando su primera experiencia con los Hermanos del Espacio el 25 de noviembre de 2009. A continuación, se trataron diversos temas, entre ellos la importancia del conocimiento y estudio en profundidad de los mensajes que los extraterrestres nos han enviado y nos envían a través de sus intermediarios (como Menger, Adamski, Eugenio Siragusa y Giorgio Bongiovanni). Esto se debe a que el estudio de este material, que procede de una experiencia inconmensurable, conduce a un cambio en nosotros.

Además, se destacó la importancia, para que este cambio se concretice, de la participación en la defensa de nuestra madre Tierra y de los justos, pero sobre todo de mantenernos constantemente informados: siendo nosotros inteligencia encarnada en cuerpos físicos, si recibimos los mensajes y el conocimiento de los extraterrestres debemos aprender y estudiar todo, porque precisamente este material constituye las respuestas a todas las preguntas del hombre y nos permite salvar y cambiar nuestras vidas.

También hay que tener en cuenta que los poderosos se oponen a la presencia y a la realidad extraterrestre: si no fuera así, la población acudiría inmediatamente a nuestros hermanos para conocer la verdad (aunque sólo fuera en beneficio propio).

Los extraterrestres, además, están actualmente aquí para salvar lo salvable: la humanidad terrestre ha descubierto, por desgracia, un tipo de tecnología, la energía nuclear (fisión y fusión), que no puede manejar ni utilizar, pero con la que, sin embargo, experimenta. Esto supone un enorme riesgo para la integridad de la Tierra, pero también de los demás planetas: las explosiones nucleares pueden hacer que el eje de la Tierra se desplace y que la radiactividad se acumule en las partes altas de la atmósfera. Nuestros hermanos del espacio son conscientes de todo esto y siempre han intentado ayudarnos a través de intermediarios (mediante contados): la suya es una misión civilizadora y armonizadora, pero al mismo tiempo no pueden violar nuestro libre albedrío.